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La presa vieja del río Aulencia: más cerca de un desastre medioambiental

Los lodos tóxicos invaden la presa vieja del Aulencia, entre Colmenarejo y Valdemorillo (Foto: P. F. L.)
Paola F. López | Miércoles 22 de octubre de 2014
La presa vieja del río Aulencia, también denominada por algunos lugareños como Valmenor, es cada año que pasa una mayor bomba de relojería.

Este embalse de los años 40 lleva lustros recibiendo los lodos tóxicos de la potabilizadora de Valmayor, situada dos kilómetros aguas arriba. Pese a las señales de sus orillas; de lo alarmante de su fondo, cada año más superficial, y de los continuos avisos de los ecologistas de Colmenarejo, ninguna de las tres administraciones responsables hace nada por evitar el desastre ecológico que ya está aflorando por encima de la presa. Miles de toneladas de lodos tóxicos han colmatado ya los 20 metros de profundidad de esta presa, tras arrastrarse durante los más de 30 años que lleva operando la potabilizadora de Valmayor.

El organismo responsable de la explotación y gestión de Valmayor es el Canal de Isabel II (Comunidad de Madrid). Sin embargo, sus responsables derivan las competencias para limpiar el cauce del río Aulencia y de la presa hacia la Confederación Hidrográfica del Tajo. Este organismo, perteneciente al Ministerio de Medio Ambiente, ya confirmó hace años su intención de llevar a cabo un proyecto de limpieza del cauce y de extracción de los lodos. Pero ante la dificultad técnica que supone acceder a este paraje protegido por el Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama, el enorme coste económico y el problema de qué hacer con tal cantidad de materia contaminada, ambos organismos han evitado avanzar y siguen devolviéndose culpas y responsabilidades cada vez que se les reclama una solución.

Por otra parte, los ayuntamientos implicados en este asunto, Colmenarejo y Valdemorillo, no han llegado nunca a movilizar a estas dos administraciones ni a formalizar las pertinentes denuncias contra los responsables de la continuada contaminación.

Mientras este problema lleva años denunciándose y los responsables del estado cenagoso de estas otrora aguas limpias miran para otro lado, el volumen de cieno contaminado ya no es algo que sólo se perciba bajo las aguas, como ocurría hasta hace unos años. Desde esta primavera ya es una realidad tan inevitable que la vegetación sobresale por encima de las mismas aguas. Desde el pasado mes de mayo, una isla artificial de fango ha aflorado junto al dique y sigue creciendo semana a semana. Y sobre su lecho fangoso han florecido distintos tipos de flora acuática. Sin embargo, al acceder a este frondoso paraje, lo segundo que llama la atención, después de su belleza, es la ausencia de vida animal. Es un embalse prácticamente muerto, en el que sólo se escucha alguna rana y el canto de aves cercanas, que no dependen del agua para alimentarse.

Mientras, este problema sigue creciendo y amenaza con desbordar enormes cantidades de lodos tóxicos al resto del río, ya contaminado en su tramo alto junto a la presa. Contaminación que ha terminado con todo tipo de especies piscícolas, de anfibios y de mustélidos en su cauce y sus orillas. Cabe recordar que la riqueza natural de las aguas del río Ausencia en este cañón era de tal valor que, hasta que empezó este problema, era uno de los puntos de cría de nutria de la presierra madrileña.

Y ahora que se ha llegado a esta situación extrema, a la espera de que se desencadene lo irremediable, el Canal de Isabel II anuncia que tiene en proyecto la ampliación de la potabilizadora de Valmayor. Esto ha encendido una nueva alarma entre los vecinos más sensibilizados y los ecologistas. Proyecto Verde-Ecologistas en Acción de Colmenarejo tiene claro que esta ampliación supondrá la puesta en circulación de un mayor número de vertidos tóxicos al lecho del río Aulencia, que supondrían la absoluta colmatación de esta presa y de todo el cauce que riega el valle de Villanueva del Pardillo y Villanueva de la Cañada, hasta su desembocadura en el río Guadarrama, junto al castillo del Villafranca. Con lo cual, el riesgo de esta contaminación de metales pesados no afecta únicamente a la presa y su entorno, sino que llegaría a todo el curso del río Aulencia y al propio río Guadarrama.

Por ello, en la próxima Junta Rectora del Parque Regional del Río Guadarrama, los representantes ecologistas van a hacer referencia a este grave problema dentro del proyecto de ampliación al doble de su capacidad de la citada potabilizadora. Y es que, al tratarse de suelo protegido, el Canal de Isabel II necesita que la Junta Rectora apruebe la Evaluación de Impacto Ambiental de esta obra.

El problema, según explica Carlos González-Amezúa, de Proyecto Verde- Ecologistas en Acción, es que “no sabemos si la potabilizadora no tiene capacidad para tratar los lodos o bien no tienen capacidad para transportarlos”. El caso es que en el informe realizado por el Cedex (dependiente del Ministerio de Medio Ambiente) en 2006, se pudo comprobar que el 80 por ciento del material analizado eran las sales de aluminio que se utilizan para potabilizar las aguas de Valmayor.