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“Frank Sinatra sigue siendo para muchos un gran desconocido”

Pedro Ruy Blas, durante una actuación con la ‘big band’ que lidera el saxofonista Bob Sands (Foto: MARIANO GUTIÉRREZ)
ENRIQUE PEÑAS | Miércoles 22 de octubre de 2014
Uno de los grandes mitos de la historia de la música popular es sin duda Frank Sinatra, con quienes han crecido millones de personas. Ahora es Pedro Ruy-Blas -integrante en su día del grupo Dolores, actor de musicales y uno de los nombres imprescindibles del jazz en España- quien hace un tributo al genial cantante estadounidense en A su manera, un proyecto en el que le acompaña la big band liderada por el saxofonista neoyorquino afincado en Madrid Bob Sands. Podremos comprobarlo, hoy, viernes, en la segunda jornada del Festival de Jazz de Galapagar, Galapajazz 2008, en la que también estará presente Donna Hightower, mientras que mañana será el turno de J. Teixi Band, Enclave de Soul e Incognito.
¿Cuándo empezaste a trabajar en este proyecto de tributo a Frank Sinatra?
Es algo con lo que llevo ya muchos años. Lo primero fue en el año 2000, con Horacio Icasto. Entonces hicimos un anticipo de lo que al final va a ser este tributo. Fue un concierto muy bonito, aunque entonces sólo con un cuarteto; la gente se lo pasó muy bien y hubo muy buen rollo, y a partir de ese momento empezó a rondar en mi cabeza la posibilidad de hacer algo con una gran banda. Además, la casualidad ha querido que este proyecto coincida ahora precisamente con el décimo aniversario de la muerte de Frank Sinatra.

Esa gran banda de la que hablabas al final ha sido la liderada por el saxofonista Bob Sands, que supongo que es un verdadero lujo...

Sí, me he unido a la big band de Bob Sands, que lleva años ensamblando una orquesta magnífica, porque es difícil convertir lo que haces en un ejercicio de estilo, y ellos lo han conseguido.

A la hora de enfrentaros al repertorio de Frank Sinatra, ¿lo habéis llevado a vuestro terreno o se respetan las versiones originales?
Hemos contado con los arreglos originales, porque uno de los grandes valores de Frank Sinatra es que concedió mucho protagonismo al trabajo de las orquestas y de los grandes arreglistas, fue generoso con ellos. La verdad es que es difícil trasladar ese espíritu, porque requiere recoger la energía y el dinamismo de una gran banda. En “A su manera” hacemos aproximadamente 20 temas, más otros dos o tres instrumentales. Ha sido muy complicado hacer una selección, sobre todo teniendo en cuenta que Sinatra ha grabado incluso más que los Beatles. Son temas que conoce mucha gente y que resultan muy apetecibles.
¿Hay algún tema por el que sientas especial predilección o con el que disfrutes más que con otros?
No, todos por igual. Lo veo más bien como una obra conjunta, desde la primera nota de la orquesta hasta la última. Es una unidad de la que yo disfruto, aunque por supuesto hay matices y ocurren muchas cosas. Para mí, lo más atractivo es que no estoy pensando, sino disfrutando de la energía que se crea.

Y además de disfrutar, ¿existe también cierta responsabilidad al enfrentarse como intérprete a las canciones que hizo famosas Frank Sinatra?
Naturalmente. Yo siempre digo que la carrera de un cantante puede ser equiparable a la de un actor, que hace de bueno, de malo, borracho, mujeriego... Son ejercicios, interpretando papeles, pero siempre son ellos mismos, y esto es extrapolable a la carrera de un cantante. En este caso, parto del respeto más profundo y trato también de hacer un ejercicio de estilo, pero al día siguiente por ejemplo tengo un concierto con muy cuarteto y es algo completamente distinto, pero no me resulta complicado cambiar, son diferentes papeles.
¿El problema ahora es que ha perdido valor el concepto de intérprete? ¿Está todo demasiado estandarizado?
El error en ese sentido está en tomar como concepto el de la música pop, que tiene mucha idiotez e imbecilidad. Se muestran productos que están destinados únicamente al consumo de masas, pero si sales de la caverna te encuentras con otro tipo de cantantes, de artistas y de cultura. Con otro compromiso y otra forma de entender la belleza.

Pero también hay un punto en que esos dos grupos pueden estar en contacto, porque el propio Frank Sinatra es uno de los grandes nombres de la música popular de las últimas décadas...

Sí, sobre todo en Estados Unidos y en los países anglófilos, donde además tuvo todo un aparato a su favor. Es cierto que llegó hasta el último rincón del planeta y que es mucha la devoción que ha despertado, pero siendo popularísimo, también sigue siendo un gran desconocido. Por ejemplo, en España estuvo poco antes de morir, en un gran estadio; entonces se preveían vender 60.000 entradas y no entraron más de 6.000 personas. ¿Cómo se explica eso cuando fue él quien consiguió trasladar el jazz a las grandes audiencias?.
¿Se repetiría esa situación ahora o algo hemos mejorado con el paso del tiempo?
No, no lo creo. Lo que pasa es que las operaciones culturales que se llevan a cabo pueden provocar una impresión distorsionada de las cosas. Hace tiempo le comentaba a un amigo que hay un filón que es coger un libro de efemérides y buscar qué aniversario toca, ya sea de Zorrilla o de un descubridor, lo que sea, y entonces conseguir una subvención. Es la ceremonia de la confusión. Pero volviendo a lo que es este concierto en Galapajazz, puedo asegurar que, desde el respeto y la admiración profunda, nos unimos a celebrar su música como en un guateque, y cualquier otra consideración es absurda.

Esta actuación además supone el regreso a la Sierra, después de estar hace unos años en la reunión de Dolores en Galapajazz y del concierto en el Víajazz 2003...

Sí, la Sierra está vinculada conmigo y yo con ella. He estado dos años subiendo todos los miércoles para hacer un programa en Radio Villalba, así que me siento muy cómodo aquí. De esas dos actuaciones guardo recuerdos muy buenos, fueron geniales. En Galapajazz todo fue muy vertiginoso, con muchas emociones; pasó muy rápido. Y en Víajazz estuve más tranquilo, con más serenidad, y tuve la oportunidad de compartir el escenario con Dianne Reeves. Pero cada concierto es diferente, siempre es así. La gente que estudia fenomenología de la música ha demostrado que no existen dos audiciones iguales, cambian muchos factores externos que hacen que sea irrepetible.

Y esta noche en Galapajazz también puede ser muy especial al compartir cartel con Donna Hightower...

Seguro, sí. He pasado tantas noches escuchándola que es parte de mi vida y de mi educación musical. Para mí es especial, así que compartir cartel con ella es todo un regalo.
¿Estarán juntos sobre el escenario en algún momento de esta noche?
No voy a desvelar el misterio, sería como quitarle la varita al mago.

Para terminar. ¿Qué otros proyectos tiene Pedro Ruy-Blas de forma más inmediata?
Principalmente hacer conciertos para presentar también los temas de mi último disco, Ample, y además de eso siempre hay cosas en mente y otras que van surgiendo... Es como ir inventando la vida a cada momento.