Emys orbicularis
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
“Pasaba el otro día por la plaza del Ayuntamiento y me encontré un bonito tinglado para presentar el Festival de Jazz, amenizado (de muy buena manera, por cierto) con las notas de la big band de la Escuela Municipal de Música. Dicen que Galapajazz vuelve este año al velódromo, con su nueva cubierta, aunque también se comenta que las obras aún no están recepcionadas, por lo que la incógnita -algo a los que nos está acostumbrando el cuatripartito en su empeño por darle emoción a la política municipal- se mantendrá hasta al final. De la acústica del recinto poco se sabe, así que habrá que entrar a saco, sin probaturas. En cualquier caso, tiene pinta de que se seguirá hablando del festival, por razones más extramusicales que otra cosa, y entre otras por la presencia como director artístico de cierto médico y crítico musical que ha encontrado aquí su particular reino. Cuando el PSOE perdió las elecciones en 2003 no tardó ni cinco minutos en llevarse el chiringuito a Villalba, sacándose de la manga un Víajazz que el año pasado acabó en ruina; todavía en esta edición estuvo intentando mover algunos hilos, aunque al final ha actuado como hijo pródigo, regresando a Galapagar para montar un festival hecho de retales, sin riesgo, con escaso tirón (ojito a la venta de entradas) y del que en los foros especializados ya comentan que está de capa caída. Él, eso sí, se llevará una jugosa cantidad por hacer algo que tampoco tiene mucho misterio y que se podía organizar directamente desde la Concejalía de Cultura, sin apoyos externos. Pero ya se sabe lo bueno que es tener amigos...”.