M. Ruiz
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Los representantes sindicales de un ayuntamiento madrileño estaban bastante soliviantados tras conocer la circular firmada recientemente por el edil de Personal donde recordaba a los funcionarios y empleados municipales “que cumplieran con sus deberes laborales”, añadiendo que esto se debía al hecho de haber detectado cierto descontrol en el cumplimiento del horario.
Yo creo que hay mucha generalización injusta sobre los funcionarios a los que se les aplica casi sin excepción la práctica del “vuelva usted mañana” de Larra, que retrataba a varios empleados públicos cuya característica común era la pereza. Afortunadamente, hoy la gran mayoría de los trabajadores de las administraciones son cumplidores en la gestión y prestación de servicios al ciudadano y buenos profesionales. Claro que en cualquier contexto laboral siempre suele haber excepciones, como en tiempos de Larra.
Sostienen los expertos que en toda empresa pública o privada hay un porcentaje de empleados que no sólo no dan un palo al agua, como se dice en román paladino, sino que se escaquean cuando pueden en otras obligaciones, incluido el cumplimiento del horario. Por eso, visto desde la distancia, no debería resultar ofensiva para nadie, salvo para los incumplidores, una circular que intente corregir los desmadres de una minoría. Y que el concejal la justifique por haber detectado cierto ambiente de relajación horaria entre algunos funcionarios. Desde mi punto de vista mancha más el honor de los buenos profesionales el cupo de los compañeros holgazanes que esta circular, que a lo mejor no es políticamente correcta, pero es socialmente acertada.