JOSÉ - Galapagar
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Nuestra experiencia con la Policía no puede ser más lamentable, y todo ello por culpa de un pub cercano de ambiente latino. No es que las denuncias no valgan para nada ni tampoco los cientos de firmas recogidas. Es que la Policía Local parece que sigue una consigna de no intervenir por no sé qué oscuras órdenes o instancias. Y eso que ha habido ya sus más y sus menos entre clientes de este pub y agentes policiales y de la Guardia Civil. No se realizan las sonometrías solicitadas, no existe horario de cierre y las peleas y los ruidos no nos permiten dormir.
Les voy a contar la experiencia vivida por un ciudadano que vive junto al citado pub. Como quiera que sus requerimientos no fueron escuchados por la Policía Local, y a pesar de hacer una llamada apelando a solucionar el problema, otra a que se cumpliera la ley de cierre y una tercera a la humanidad del agente que se encontraba al otro lado del teléfono, recibió una llamada ¡pásmense ustedes¡ a las seis de la mañana del citado agente que con malos modos le informaba de que la Policía le había presentado una denuncia a este vecino por insultos “porque él no era quién para decir a los policías lo que tenían que hacer”. El vecino contestó que él aportaría la grabación de las llamadas que había realizado, en las que se podría comprobar que no había insultos por su parte. Claro está, el susodicho agente ni siquiera se presentó a juicio. Me consta que la Guardia Civil también está muy molesta con la Policía Local. Pensábamos que una huelga a la japonesa aplacaría a la delincuencia en este pueblo, pero para congraciarse, se ponen a multar a diestro y siniestro a los coches mal aparcados. En fin, la Policía galapagueña empieza a generar más recelo a los vecinos que las bandas que pasean por nuestras calles.