Entrevistas

“Soy la persona más conocida de Alpedrete”

Dolores Ulloa, ‘Ina’

Presidenta de ASMIFAL

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Dolores Ulloa
Nacida en Navas de la Concepción (Sevilla), lleva 44 años viviendo en Alpedrete. A los 3 años la meningitis se cebó con ella y desde entonces ha soportado 18 operaciones. Inválida de cintura para abajo, regenta un pequeño kiosco y es la Presidenta de ASMIFAL, Asociación de Minusválidos Físicos de Alpedrete.

Si usted llega a Alpedrete y le pregunta a alguien por Dolores Ulloa, con toda seguridad nadie le podrá ayudar, pero si se refiere a “Ina”, no tendrá ningún problema. La Ina y su silla de ruedas motorizada son toda una institución en la villa serrana. Esta semana se ha celebrado el Día de la Mujer, y sin lugar a dudas Ina es un claro ejemplo de trabajo y de superación.
¿Cómo es el día a día de Ina?
Como el de cualquier otra mujer trabajadora. Sin parar de un lado para otro, pero intentando estar siempre lo más alegre posible. Regento un pequeño kiosco en el centro del pueblo y también vendo lotería. Hay que trabajar duro para poder hacer frente a todos los gastos que una casa requiere. A pesar de mi condición física, no soy una carga para nadie; me valgo por mí misma, puedo planchar, fregar...

Todos los que la conocen coinciden en señalar que su gracia andaluza lea hace estar siempre alegre, ¿es así?
No. Lo que pasa es que sé llevar mi situación, o más bien he aprendido a hacerlo. Soy una persona muy fuerte y pienso en la gente que me rodea y me quiere. Soy consciente de que ellos sufren por mi condición, así que yo hago todo lo posible para que no vean como una discapacitada física. Procuro no demostrar ni un ápice de tristeza.

Menciona a sus padres constantemente...

Sí. Han sido mi mejor apoyo. El peor momento de mi vida fue cuando perdí a mi padre, ya hace 11 años. A mi madre, gracias a Dios, aún la conservo. Durante mi niñez mis padres hicieron todo lo posible para que no me sintiera distinta, pero a pesar de todo yo era consciente de mis limitaciones y de mi dependencia. Mis padres me llevaban a los caballitos, al cine y a mi casa venían a visitarme amiguitas.
¿Algún anhelo?
Sí. Cuando era más joven tuve la ilusión de ser madre, pero a los 29 años un tumor quebró todas mis esperanzas. Después, todo lo pensé de otra manera. Además, si hubiese tenido hijos, la carga hubiera sido para mi madre y yo no podía hacerle eso. No los hubiera podido atender adecuadamente, pero tengo un sobrino al que quiero como a un hijo.
¿Y su mayor deseo?
Entender la sensación de posar las piernas en el suelo. Mi cabeza no puede comprenderlo, me gustaría experimentar esa impresión aunque sólo fuese por un momento.

Y el amor... el amor de una pareja, de un compañero, ¿en qué lugar está?
En un lugar muy importante. Con frecuencia pienso en él, y a pesar de mi estado he tenido varios pretendientes, pero al final siempre renuncié a cualquier compromiso. Todos los hombres que se interesaron por mí no tenían ninguna deficiencia y si no estás acostumbrado a una persona con mis límites, la convivencia es difícil.

Esta semana se ha celebrado el 8 de marzo, ¿que le parece que exista un día en el que se reconozca el trabajo de las mujeres?
Bien, me parece bien. Las mujeres, por el hecho de serlo, no tenemos ningún día libre. Cuando hay hijos porque hay hijos, y cuando no los hay, la casa u otros quehaceres que nos buscamos o que hemos heredado, además del trabajo diario, copan todo nuestro tiempo y nuestras energías. Se debería reconocer nuestro trabajo con más frecuencia.