Opinión

Lo que podíamos tener y no tenemos

Reflexiones

Cristina Suances

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Collado Villalba ha crecido para bien y para mal, y quienes aún conservamos en nuestra memoria la nostalgia de un pasado mejor, nos resistimos a aceptar sin más lo que se nos ha venido encima en estos últimos años.

Hemos pasado, en poco más de una década, de 20.000 a 50.000 habitantes; de 1.200 millones de pesetas de presupuesto municipal a 12.000 millones (si lo decimos en euros parece menos: 72); de tener una plantilla de funcionarios que apenas superaba el centenar a los tropecientos de ahora, y aquí no están incluidos los asesores, coordinadores, tiralevitas y demás individuos que no suelen aparecer en el organigrama de personal, pero que por una u otra razón (entiéndase actividad), también cobran de las arcas municipales. Claro que con 12.000 millones de las antiguas pesetas (hay que ver lo que pagamos los sufridos contribuyentes de este municipio), nuestros gobernantes se pueden permitir muchos lujos, desde llenar de plantas y esculturas las rotondas de nuestra ciudad, hasta plantearse una obra faraónica como la de la remodelación de Honorio Lozano. Con tantos miles y miles de millones de disponibilidad no me sorprende que el Ejecutivo se haya endiosado y pase de lo que ellos llaman chapucillas, es decir de arreglar el pavimento deteriorado de muchas calles, de intentar mejorar el saneamiento de algunos barrios, de mejorar el alumbrado urbano, de abordar de una vez por todas un nuevo Plan de Circulación que evite el caos diario, de construir nuevas dependencias policiales, de ceder terrenos para la construcción de viviendas sociales en vez de hacerlo para polémicas plazas de toros, de hacer políticas de integración destinadas a los jóvenes inmigrantes a fin de evitar que a nuestra ciudad se le conozca ya como uno de los feudos más importantes de los Latin Kings en España. La lista podría ser interminable, pero preferimos dejarla abierta para que sean ustedes los que la completen y puedan imaginarse sin presión alguna lo que podíamos tener y no tenemos en Collado Villalba.