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Denuncian que el gobierno militar de Myanmar trata a los refugiados como si fueran presos

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La Junta Militar de Myanmar gestiona los campos de refugiados por el ciclón Nargis como prisiones fuertemente vigiladas, según han denunciado grupos de la disidencia y testigos en la zona.

Según la oposición, a los refugiados se les controlan las visitas y no pueden salir del recinto. Además, están vestidos con ropa similar a la carcelaria, deben mostrar permanentemente un número de registro y las visitas se limitan a un miembro de su familia que así lo acredite con un documento oficial.

Estos grupos manifestaro, además, que los encuentros deben celebrarse en una sala especial, bajo la atenta mirada de un agente de los servicios de inteligencia. Y cualquier paquete de comida debe ser entregada a las autoridades del campo, cuyos responsables obligan a las aldeas cercanas a hacerles "donaciones voluntarias" de agua potable, arroz, mantas o ropa.

Por otra parte, los miembros del exilio birmano en Bangkok han denunciado que los puestos de control del Ejército en el delta del río Irrawaddy están confiscando a las ONG internacionales la mitad de cada cargamento de material de emergencia que llevan a la zona. Las agencias de ayuda humanitaria recelan del criterio de reparto de la asistencia por parte de las autoridades de la Junta Militar, que insiste en encargarse de forma exclusiva de la distribución de la ayuda.

En tanto, el régimen admite por ahora 23.458 muertos y 33.416 desaparecidos por el Nargis, aunque la ONU calcula entre 63.000 y 102.000 muertos, otras 220.000 personas en paradero desconocido y casi dos millones sin hogar. El Gobierno birmano sigue ocultando a la población la auténtica magnitud del desastre.

En cuanto a la Ayuda Internacional, el primer avión estadounidense cargado de ayuda humanitaria para las víctimas del ciclón Nargis ha partido esta mañana de un aeropuerto de Tailandia dirección a Myanmar. El aparato ha despegado con cargamentos de agua, comida, ropaje y materiales de higiene.

Se trata del primer avión norteamericano que puede volar rumbo a la zona catastrófica de Myanmar, después de la negativa reiterativa de la Junta Militar a permitir el acceso de cooperantes al país. La actitud de los militares, más preocupados por el referéndum que ha tenido lugar este fin de semana que por atender a las decenas de miles de víctimas, ha llevado a la Unión Europea a convocar una reunión de urgencia para buscar soluciones a la situación de bloqueo.