El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Hezbolá ha ganado posiciones y se ha hecho con el control de la mayoría de los principales barrios de la capital libanesa, bastiones pro gubermantales, hasta tomar posesión del último distrito musulmán, la zona de Tarek al Yadeedi.
Los partidarios del Ejecutivo de Saad al Hariri habían iniciado negociaciones con Hezbolá para rendirse pero el grupo chií ha mantenido su ofensiva. Un grupo de hombres armados ha obligado a dejar de emitir a la cadena de televisión Future News, propiedad de Saad Hariri. Justamente, en medio de los combates, un proyectil ha impactado en la residencia de Hariri.
Los enfrentamientos, desencadenados el pasado miércoles durante una huelga laboral, se han cobrado, hasta el momento, la vida de al menos 11 personas. Seguidores de ambos bandos continúan enfrentándose a tiros. El grupo chií ha cortado las carreteras al este y al sur y desde el miércoles permanecen cerrados el principal puerto de la ciudad y el aeropuerto.
La búsqueda de paz por la vía política ha fracasado rotundamente. La oposición rechazó anoche una propuesta del diputado Saad Hariri donde pidió reconsiderar la decisión del Ejecutivo relativa a desmontar la red de telecomunicaciones del Hezbolá. Los opositores sólo aceptan, sin cambios, la revocación total de las medidas que exige Nasralá. Por su parte, el Ejército, que trata de mantenerse neutral, ha advertido de que la situación amenaza su unidad. La fragmentación del Ejército en bandos sectarios en 1976 fue un momento clave en la caída de Líbano en manos de milicias. Arabia Saudí ha reclamado una reunión de emergencia de ministros árabes de Asuntos Exteriores para tratar la crisis y el Consejo de Seguridad de la ONU ha pedido “calma y contención” a las partes y que regresen a la mesa de diálogo.