Javier Turín
Son cada vez más los que creen que hay que aprovechar las ventajas que tiene la democracia para consumar sus fines y alcanzar su propio bienestar. Y entre esos privilegiados, hasta no hace mucho, se encontraban los sindicalistas, ahora con su prestigio bajo mínimos tras los numerosos escándalos y casos de corrupción en los que se han visto envueltos últimamente.