Vivimos un instante especialmente duro y negro. Susceptible de empeorar si en apenas 24 horas desde que escribo esta reflexión Trump es capaz de ganar las elecciones en EE.UU.
Hemos tenido este domingo la primera parte de las elecciones legislativas en Francia. Con la incertidumbre de si la extrema derecha de Marinne Le Pen, su Agrupación Nacional, sería capaz de arrasar según indicaban las encuestas.
El domingo 9 de junio se celebran en la UE unas elecciones absolutamente transcendentales.
En memoria de José Antonio Ardanza
El próximo 21-A se celebran las elecciones en Euskadi. A la hora de escribir esta reflexión se llevan apenas unos días de su campaña electoral y observando la prensa del resto del estado apenas acapara unas pocas líneas y casi ninguna portada.
El viernes 28 culmina el largo camino hacia el anunciado fracaso de las derechas de este país.
En Guadarrama, estaban llamados a votar 12.447 electores, que debían votar a través de las 16 mesas constituidas, sin incidentes, en los dos colegios electorales de la localidad.
El delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Francisco Martín, ha presidido la Junta de Seguridad de coordinación del dispositivo extraordinario con motivo de la jornada electoral del 23 de julio, que estará formado por 10.775 agentes que trabajarán para garantizar la seguridad ciudadana y el ejercicio de los derechos y libertades durante el día de votación.
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Las Elecciones al Parlamento Europeo del pasado 9 de junio contaban con varios elementos a considerar, tanto por la campaña electoral que, como de costumbre, se desarrolló en clave nacional; como en relación a los resultados y la correlación de fuerzas que éstos generasen ante un cierre de ciclo electoral.
Pasado ya el 9-J el panorama de Europa parece desolador en especial el centro, salvándose del tsunami de extrema derecha tanto el norte, Finlandia, Suecia y Dinamarca, como la excepción ibérica, España y Portugal.
Ya en las pasadas elecciones denuncié el despilfarro energético, económico e hídrico que suponía la publicidad y propaganda electoral y ese anacronismo mediático que lo rodea, junto con la necesidad de no participar en propiciar jornadas de trabajo abusivas. No sería ético ni coherente que ante unas nuevas elecciones actuase de manera diferente.
El próximo domingo se celebran las importantes elecciones en Galicia, que suponen el pistoletazo a un año repleto de ellas. Después vendrán las de Euskadi, el 6 de junio las europeas y quizás antes de terminar el año las catalanas.
No es por ponerme medallas, pero creo que el primero que reflexionó en términos futbolísticos en estas elecciones fue un servidor, que hace meses en una reflexión publicada en este medio utilizó conceptos como “hay partido”. “puede haber remontada”, o comparando al PSOE con el Real Madrid de la Champions.
El candidato del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, se llevó por la mínima las elecciones generales celebradas el pasado domingo 23 de julio (136 escaños), a solo 300.000 votos del PSOE, algo que les ha costado a los de Pedro Sánchez hasta 14 escaños menos que la primera fuerza (122), debido a una Ley Electoral que nadie se atreve a tocar. Los populares no cumplieron las expectativas de unos sondeos que habrá que analizar, ya que no suman con un Vox venido a menos (33), que superó por los pelos a Sumar (31). En cuanto al resto de formaciones con representación nos encontramos, por orden de escaños, a ERC (7), Junts (7), EH Bildu (6), EAJ-PNV (5), BNG (1), CC (1) y UPN (1).
El título de esta reflexión intenta rememorar una espléndida película de Sidney Pollack de 1969, “Danzad, danzad, malditos” y de alguna manera el panorama actual se asemeja algo al que se refleja en ella.
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