¡Última llamada!

Se avecinan tiempos muy oscuros para nuestra entrañable comarca, que de no poner remedio a tiempo, va a suponer el exterminio definitivo de una forma de vida colectiva plena, en consonancia con los valores culturales que la han conformado durante decenios (a pesar del franquismo sociológico latente en todo el Estado), profundamente ligada a la personalidad que le ha transferido siempre su riqueza paisajística y natural, situada en pleno corazón del Sistema Central.

Existe gente que está totalmente decidida a acabar con ella, por cualquier método, aunque el proceso tenga que llevarse por medio lo que haga falta, tal es el afán destructivo que anida en su mala conciencia. El plan de carreteras que la Comunidad de Madrid se dispone a desarrollar este verano es un ejemplo palmario y demoledor de lo que se pretende efectuar en nombre de un falso, manipulado e inocuo concepto de modernidad. Pretende Esperanza Aguirre y el actual consejero de Transportes, Manuel Lamela, sacar a flote una panoplia de carreteras, viales y accesos, cubrir de brea y asfalto nuestro territorio, sin otorgarle el carácter de ‘Plan Integral’ para saltarse a la torera las preceptivas evaluaciones de impacto medioambiental, con el objetivo de ir acotando espacios para la posterior recalificación y especulación con ellos. Así se las ponían a Felipe II.

Y si esto es grave, no digamos lo que ya va a suceder con la privatización de la Sanidad serrana. Para mejor comprensión de la tragedia de la sanidad pública, permítanme que les cite textualmente el programa electoral del PSOE de 2004 al respecto: “Lentamente, sin grandes decisiones privatizadoras, el Gobierno del PP está debilitando la sanidad pública al no realizar las inversiones en tecnología, investigación y capital humano que reclama el SNS y al favorecer y estimular la cobertura privada de la sanidad a personas y colectivos de renta alta...”
Pues bien, actualmente dicha reseña ha quedado totalmente obsoleta, puesto que al calor del caso del Severo Ochoa -cortina de humo perversamente trazada-, vilipendiando la honorabilidad de nuestros profesionales sanitarios, se van a poner en marcha ocho hospitales de gestión privada -aparte del todavía no anunciado en Collado Villalba-, amén de la privatización de servicios externalizados como el de Majadahonda, requisación de camas públicas para estos nuevos hospitales, congelación del personal sanitario y no sanitario sin un aumento proporcional, traslado de aquellos a los nuevos centros y futuro cierre de otros (Puerta de Hierro), merma de los derechos sindicales y laborales de los trabajadores, etc. La ofensiva privatizadora del PP es de tal magnitud que corta la respiración. Podría decirse, que ya se han quitado la careta y se han puesto el parche en el ojo, de cara a efectuar un abordaje masivo y saqueo total de los servicios públicos, aunque para ello -caso de la Sierra del Guadarrama- tengan que utilizar como ariete de derribo del edificio sanitario público al manejable alcalde socialista de Collado Villalba, José Pablo González Durán.

Estando así las cosas, muchos ciudadanos nos preguntamos por la coherencia de principios y programas del PSOE en materia de defensa de los servicios públicos. Si es verdadera la indignación que expresan por la privatización de la sanidad por parte del PP, como así lo hace la secretaria socialista de Bienestar Social, Matilde Valentín, ¿por qué permiten las veleidades derechistas del Gran Corsario de Collado Villalba al servicio del capital? ¡Coherencia, señores socialistas!.