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El reto del agua

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Tal vez sería mucho más fácil si la Administración levantara la voz de alarma y asustara a los ciudadanos, si de repente saliera un anuncio de la Consejería de Medio Ambiente asegurando que Madrid tiene agua sólo para aguantar un mes más.
Suena exagerado, alarmista, pero puede que así comenzáramos a tomar conciencia de lo que está sucediendo, de lo que ocurre cuando derrochamos alegremente los recursos naturales como si fueran a durar indefinidamente. Estamos ante un problema que puede llegar a ser peliagudo. Pero en vez de empezar a tomar medidas, desde ya, pensamos “que se preocupen otros”.

Esta semana, la Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, aseguraba que Madrid tiene el suministro garantizado de agua y, al mismo tiempo, nos ofrecían el dato de que, sólo en el mes de julio, la región gastó nada menos que 112 hectómetros cúbicos de agua. ¿Parece poco? A comienzos de esta semana quedaban en los embalses de la región 380 hectómetros cúbicos de agua. Echen cuentas. Es como para ser precavidos, ya que el cielo se empeña en dejar caer sobre nuestras cabezas apenas un puñado de lloviznas que no son, ni mucho menos, como para dar saltos de alegría.

Es evidente que, en septiembre no se va a gastar más agua que en pleno verano, pero también es verdad que parece que, con la llegada del otoño, se nos olvida que hay sequía. Y que haya nubes en el cielo no es sinónimo de que vaya a llover todo lo que nos hace falta, porque la sequía no ha remitido, ni parece que lo vaya a hacer por el momento.

Mientras tanto, y a pesar de las campañas, todavía nos queda mucho que hacer para tomar conciencia de la magnitud del problema. Se podrán adoptar muchas medidas, construir campos de pozos, mejorar los sistemas de almacenamiento para que no se pierda nada, reducir los riegos de jardines públicos… pero si todos y cada uno de nosotros no aportamos nuestro granito de arena (o mejor dicho, nuestra gota de agua), la cosa no pinta nada bien.

No vamos a insistir desde aquí en las medidas que, cada ciudadano, puede adoptar desde su casa para reducir el consumo de agua.

Son de sobra conocidas. Pero sí hacer una reflexión. Sin la colaboración de todos, si no tomamos conciencia, el problema persistirá, por muchos trasvases que se hagan, muchos pantanos que se construyan, por mucho agua que caiga del cielo.

Porque el agua, como otros bienes naturales que el ser humano derrocha inconscientemente, no se puede fabricar. Dependemos para ello de la naturaleza, y tal y como la tratamos, no parece demasiado lejos el día en que se declare definitivamente en huelga. Sólo entonces descubriremos que hay cosas sin las que no es posible sobrevivir.
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