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“No hay un perfil concreto, todas las mujeres pueden ser víctimas”

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
La unidad de violencia de género de la policía local de galapagar trabaja desde 2004 en la atención directa a las maltratadas
La unidad de violencia de género de la policía local de galapagar trabaja desde 2004 en la atención directa a las maltratadas
La violencia de género es un problema de todos. Sólo entre todos podemos pararla. Es el lema de una de las campañas de la Comunidad de Madrid para poner freno a los malos tratos, y precisamente puede verse en el espacio que en la sede de la Policía Local de Galapagar se destina a la unidad de lucha contra esta lacra social. La iniciativa partió hace tres años de la sargento Dolores María Aznar, tras la aprobación en 2004 de la Ley Integral sobre la Violencia de Género. A partir de entonces se empieza a trabajar directamente con las órdenes de protección existentes, prestando apoyo directo a las víctimas, con un balance que sus responsables consideran como muy positivo.

En cuanto al procedimiento, explica que en primer lugar se tiene una entrevista personalizada, destacando también la coordinación con el Punto Municipal del Observatorio Regional contra la Violencia de Género. “De este modo, con todas las medidas que vienen a través de los juzgados, más las que llegan desde el Punto, tenemos un compendio de todos los casos que hay en la localidad”. A partir de ahí, prosigue, empieza “el trabajo de campo”, con la participación directa de los dos agentes que componen la unidad, R. P. P. y E. F. M. B. “Se establece un contacto con la víctima, a través del teléfono, o bien en el propio domicilio e incluso en las dependencias policiales, siempre que la víctima acceda a ello, porque algunas mujeres, por preservar su intimidad o por cualquier otra circunstancia, prefieren que nosotros nos traslademos directamente a su domicilio”. El siguiente paso es la elaboración de un informe de valoración de riesgo, detallando la situación de la víctima y cuáles son las medidas que se pueden empezar a trabajar, “siempre en contacto y en coordinación con el Punto Municipal, “porque esto es un trabajo en equipo y cada uno por su lado no conseguiríamos nada”.

Los datos sobre el agresor, desde su nombre hasta su vehículo, el lugar de trabajo o si tiene alguna dependencia, se ponen en conocimiento de toda la plantilla, con el fin de que los agentes estén preparados ante una eventual intervención en la calle.

Entre las labores de esta unidad también está la de acompañamiento a los juzgados, así como el asesoramiento, con una especial atención al seguimiento de cada uno de los casos. “De esta forma nos aseguramos de que la víctima se sienta protegida, minimizando los riesgos que pueda tener; hay que sentarse con ellas y enseñarles también medidas de autoprotección, por ejemplo referentes a la entrada en el domicilio o en el portal”.

La actuación en este sentido a menudo es compleja, “sobre todo por el bloqueo que puede sentir la víctima, que llega a estar anulada y no es capaz de tomar una decisión por sí misma; aunque sea difícil, tenemos que acercarnos, bien nosotros o a través del Punto Municipal, donde hay una psicóloga, una trabajadora social o una abogada, que puede ofrecer asesoramiento jurídico a la hora de presentar la denuncia”, explica la sargento Dolores Aznar.

Actualmente, esta unidad trabaja en 51 casos, todos ellos con órdenes de protección. Y según indican no hay un perfil ni de víctima ni de agresor. “Hay víctimas de toda clase social, de todas las nacionalidades y de todo tipo de edad, no hay un perfil concreto. Todas las mujeres son susceptibles de ser víctimas de la violencia de género”. En la misma línea incide el agente R. P. P., mientras que la sargento asegura que en el último año “se están incrementando las órdenes de alejamiento en mujeres menores de edad, agredidas también por menores”. Una situación nueva que se une al hecho que algunas de las víctimas tengan hijos a su cargo, con lo que también entra en juego la unidad de mediación del menor, que cuenta con otros dos policías en exclusiva, realizándose un trabajo conjunto a través del denominado equipo de familia. “En casos en los que una mujer víctima de malos tratos tiene niños de menores de edad, nos encontramos con problemas para realizar un seguimiento adecuado, por lo que no se puede hacer de manera exclusiva por una de las dos unidades, sino en conjunto”.

Ahora, señala Dolores Aznar, se empieza a tener conciencia de la gravedad del problema. “Hasta hace unos años éste era un delito que se quedaba en el ámbito privado, y ahora sí es cierto que la mujer denuncia más, y al hacerlo parece que hay un incremento de casos, pero simplemente se trata de que se conoce más”.

R. P. P. indica que se han encontrado situaciones realmente difíciles, con “palizas brutales”, y otras aparentemente no tan fuertes pero que esconden una historia igualmente dura, en donde “más que daño físico es psicológico, y ése tarda mucho más en curarse”. “Son mujeres que están anuladas y que son incapaces de dar un paso por sí mismas. Que lo hagan es es uno de nuestros objetivos”, añade E. F. M. B. Y la sargento Aznar remarca que su función no es exclusivamente policial, sino de “acercamiento y ayuda”.
“Hace unos días estuvo aquí una mujer que no sabía si denunciar o no, y deben saber en primer lugar que no están solas, que pueden contar con nuestra ayuda”, señala una de las agentes de la unidad, mientras que Dolores Aznar asegura que en cualquier caso “no se puede juzgar a una mujer que no quiera denunciar, no somos quienes para hacerlo”. De hecho, afirma que es fundamental que a la hora de hacerlo la víctima esté “asesorada y preparada para afrontar las consecuencias posteriores”, puesto que se trata de un proceso largo y frecuentemente duro. “Precisamente a partir de la denuncia es cuando más riesgo hay, y por eso no podemos obligar a nadie, independientemente de que nosotros tengamos que intervenir de oficio”.

Es en ese momento cuando empieza el trabajo más complicado de la unidad: “Tenemos que hacer que vea que ha hecho bien y que se sienta apoyada”. Para ello hay un teléfono de atención a las víctimas, y la sargento explica que próximamente se pondrá en marcha también un servicio de asesoramiento a través del correo electrónico. Queda mucho por hacer, sí, pero la responsable policial también indica que ahora cuentan con más medios, “y sobre todo con dedicación y compromiso, porque en esta unidad, como en la de menores, se necesita un cierto grado de implicación”.


“No hay un perfil concreto, todas las mujeres pueden ser víctimas”
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