¿Quién eres tú ante el rechazo?

El rechazo suele surgir mucho antes de que los niños vengan al mundo, incluso antes de que nazcan. ¿Cuántos padres, al enterarse del embarazo, inmediatamente lo niegan, lo rechazan y a partir de ahí comienzan las dolorosas batallas? Además, ¿cuántas veces, dependiendo de la realidad que les gustaría vivir o por motivos económicos, se discute siquiera si el niño debe venir al mundo o no? Estos comportamientos alteran todos y cada uno de los patrones emocionales de equilibrio.

Incluso puedes creer que el embarazo sólo requiere cuidados clínicos para tu salud física, ¡pero olvídate de tu salud emocional, mental y espiritual! ¿Cómo llegará al mundo este niño gestado en un ambiente con este nivel de toxicidad sin saber defenderse?

El niño llega al mundo y las guerras entre algunos padres y familiares se libran según la capacidad económica de los involucrados, es decir, cada vez que necesitan comprar las pertenencias del niño recién nacido, acuden a las tiendas quejándose o con gestos groseros.

Desde el punto de vista energético, ¿de dónde vendrán esos pañales o alimentos? Seguramente volverán a llegar llenos de rencor, odio y mucho rechazo. Próximamente estos artículos serán entregados al niño recién nacido que no tiene culpa alguna por haber venido al mundo con una carga tan negativa. ¿Tiene esto sentido para ti?

La vida continúa y es muy importante reflexionar, ¿cómo afrontas estas heridas abiertas en tu existencia? ¿Cómo alcanzar un alto nivel de madurez emocional con paz interior y equilibrio a través de caminos de vida curados de ciertos dolores emocionales de origen desconocido, pero que dialogan con el rechazo?

Es muy saludable vivir en un ambiente fraterno y solidario donde nos apoyamos unos a otros, pero reconocemos que no todas las familias disfrutan de esta mentalidad, principios y valores. Los ambientes donde la acogida es una realidad entre padres e hijos promueven el bienestar y una vida saludable. Entonces destaco:

Los padres que se acogen, se abrazan y dialogan amorosamente con altas dosis de respeto por las diferencias, la diversidad y la complicidad, inspiran buenos ejemplos de aceptación y valoración de la dignidad humana. ¿Quién ahora mismo no recuerda la falta de un simple abrazo en los momentos vacíos de su infancia?

Vale la pena señalar que muchos padres no han aprendido a mostrar ni la más mínima expresión de amor, ni siquiera hacia ellos mismos. Al fin y al cabo, no lo recibieron en la infancia y no buscaron de adultos vivir otra realidad distinta a las que recibieron en sus creaciones. Guardemos un minuto de profundo silencio y no los culpemos, al contrario, perdonemos y entreguemos el valor transmutado de lo que no recibimos. Tal vez les enseñemos sobre el amor, sin exigencias ni juegos de culpas, esto sólo les duele y les duele.

Después de todo, los niños que crecen dentro de esta realidad no siempre reconocen que necesitan ayuda. ¿Quién no recuerda que la forma de acoger de sus padres era mediante la entrega de bienes materiales? ¿Cuántas veces, en estos momentos, has querido simplemente un minuto para hablar? Muchos padres no han aprendido lo que es crear recuerdos positivos a partir de experiencias saludables.


*Uemerson Florêncio – Emprendedor (brasileño). Formador, locutor y corresponsal de opinión internacional en 4 continentes, donde habla sobre análisis del lenguaje corporal, gestión de la imagen, reputación y crisis.