¿Puede ser aún peor que el pasado 2023? La verdad es que el comienzo no resulta excesivamente esperanzador.
Continúan dos guerras terribles en el planeta, Rusia vs Ucrania e Israel vs Gaza.
Ambas tienen componentes comunes pero diferentes respuestas sociales y políticas. Mientras a Rusia desde el inicio de su injusta invasión de Ucrania, por cierto justificada y a veces lo olvidamos al igual que Israel por el supuesto genocidio que esta cometía en el Donbas pro ruso, se le negó el pan y el agua desde la comunidad internacional, a Israel se le responde de manera muy diferente. Hipocresía geopolítica.
En ambos lugares, Ucrania y Gaza se cometen por parte de los invasores, Rusia e Israel, crímenes atroces de guerra que como he comentado tienen diferentes respuestas internacionales y sociales.
¿Recordáis la respuesta a la guerra de Vietnam? ¿O a la más reciente en Irak? Las sociedades occidentales de ahora reaccionan de manera diferente a las de los 60 y 70. Quizás el individualismo atroz que nos inunda tenga algo que ver con ello.
Pero un nuevo elemento puede hacer que cambien las cosas; que se extienda sus efectos no sólo al Líbano como se temía sino también al Mar Rojo.
La presencia en el conflicto de la guerrilla Hutíe que domina gran parte de Yemen incluía su capital, amenaza ya el tráfico marino por el estrecho de Bab-el-Manded que permite la entrada en el Mar Rojo y el paso de los mercantes por el Canal de Suez.
Por ahí pasa un 10 % del tráfico marítimo y la alternativa de rodear África encarece en costo y tiempo la llegada de mercancías a Europa con el peligro de encarecimiento de los productos.
¿Reaccionará así la comunidad internacional y la sociedad europea? Podría ser un elemento vital en la resolución del conflicto. Veremos.
Tampoco comienza la cosa bien en el resto del mundo. La primera de las muchas elecciones que tenemos este año no ha traído buenas noticias. En Taiwán han ganado los halcones y eso ha puesto en guardia al gigante asiático hasta ahora dormitando; China. Mal rollo.
Nos quedan otras también vitales especialmente las de EE.UU. donde el extremista Donald Trump goza de muy buena salud. Ni sus locuras, ni el efecto de sus enjuiciamientos parece que hagan mella en el apoyo social, ahora que comienzan las primarias republicanas. Iowa acaba marcar con absoluta claridad por dónde van las cosas. Tiene muy mala pinta.
También vendrán en Islandia, Irán, Rusia, Portugal y dos gigantes como India y Paquistán. También en junio unas cruciales elecciones europeas en las que se va a visualizar el verdadero ascenso de las extremas derechas.
En el 2024 se va a jugar una parte importante del futuro de nuestro mundo a nivel internacional.
Este año que tan mala pinta tiene, también ha comenzado en la misma línea en nuestro país.
La angustia vivida en la votación de los tres decretos que el gobierno llevó al parlamento hace unos días, nos da una idea de lo que va a ocurrir durante este año.
En el que por cierto también se van a desarrollar tres (o cuatro dependiendo de Catalunya) elecciones fundamentales. Por orden, Galicia, europeas y Euskadi.
En la primera de ellas se juega que el PP siga teniendo el poder por mayoría absoluta. ¿Repercutirá la actual crisis de los pélets en sus resultados? ¿Despertará a tiempo una sociedad gallega demasiado tiempo adormecida?
Luego las europeas marcarán por donde va nuestra sociedad y desvelarán algunas incógnitas. Como por ejemplo si tendrá castigo la irresponsable actuación de Podemos ante el decreto del subsidio por desempleo promovido por la vice presidenta del gobierno.
También si el desgaste del PSOE tras la crisis de la amnistía y los acuerdos con Junts, o EH Bildu en Pamplona es real o no.
Existe la sensación de que la sociedad actual tiene memoria de pez, ya la tuvo ante los indultos de los condenados del 1-O. Probablemente a poco que la situación económica se mantenga, que como parece el IPC se controle y el mercado de trabajo resista, las gentes de izquierdas volverán a apoyarlo mayoritariamente, más aún ante la alternativa cada vez más radicalizada. Pero todo podría cambiar con la crisis que viene del Yemen.
Mientras, seguimos castigando a nuestro planeta incapaces de entender lo que la naturaleza nos lleva advirtiendo. La última cumbre sobre el clima no sirvió para nada y da la sensación de que nadie escucha sus mensajes. ¿Nos quedará realmente un telediario? Por si acaso recomiendo disfrutar de lo que quede.
2024, año bisiesto tiene mala pinta. Pero no adelantemos acontecimientos y pongamos una pequeña dosis de esperanza.
Veremos…