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En defensa de Occidente (IX)
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En defensa de Occidente (IX)

Por Carlos González
miércoles 27 de abril de 2022, 12:00h
Pasemos a analizar a todos y cada uno de los que pueden llevar a cabo un conflicto Manifiesto contra Occidente -porque dispongan de medios para torcer nuestra voluntad por la fuerza-, en este caso por su poderío militar, debemos hablar… De Rusia.

Ya sabemos que, para analizar psicológicamente cualquier parte en un conflicto, en este caso las que participan en la disputa de poder político sobre el planeta Tierra, debemos ver a esa parte como si de un árbol se tratase. ¿Qué porqué como un árbol? Porque al hacerlo de esa manera estudiaremos cuando fue plantado, lógicamente su carga genética, cuales son sus raíces, clima en el que sobrevive, niveles de riego, acceso a temperaturas altas o bajas, y un sin fin de datos que nos van a determinar con la mayor precisión posible qué es lo que tenemos delante, y con ello podremos prever sus respuestas y de lo que puede ser capaz, o no. Si así lo hacemos con un grupo social sabremos cuando nació, sus componentes, cómo evolucionó, sus contrincantes, victorias y derrotas, idioma y porqué, creencias y como aparecieron, y sus luchas de implantación, enemigos seculares…

En el caso de Rusia ya sabemos que el poder inicial nace con tribus Vikingas, sí, sí, Vikingas, los Varegos. Incluso dicen que el nombre de “Rus” proviene de cómo las tribus eslavas llamaban a los Suecos. Entrando por los ríos que desembocan en el Báltico llegan a establecer relaciones y comercio -así como matanzas y rapiñas- desde el Báltico hasta el imperio Bizantino. Al lado de esos ríos se encontraron con tribus eslavas y asiáticas con las que crearon un mestizaje permanente. Desde ese momento su lucha será constante contra asiáticos y eslavos por el este, para no ser arrasada y desaparecer, y cuando ya se sintió fuerte y poderosa, con incursiones hacia el Oeste, con el fin de disponer de más o menos poder sobre Europa, así como alcanzar las mejores relaciones culturales con la misma para modernizarse. Siempre quiso avanzar hacia el occidente porque siempre formó parte de él: Vikingos Suecos en su nacimiento, S. IX, Cristianos Ortodoxos en sus creencias, Raíces Griegas, Latinas y Judías en su idioma, El Cirílico, de creación por monjes bizantinos, y en constante disputa con los intelectuales Europeos en el desarrollo de la ciencia, participando en su desarrollo mundial. Uno de nuestros padres más importantes es Dmitri Mendeléyev. Si él no dispondríamos de la Tabla Periódica y lo mucho que significa para comprender el mundo material en el que existimos y del que somos parte indivisible. Fueron los primeros en lanzar una nave espacial tripulada.

Es curioso, pero Rusia siempre formó parte de Occidente. Aunque en lucha permanente contra el mismo. Nacieron como cristianos y de cultura Griega y Bizantina y nunca dejaron de serlo ni pensaron de otra manera. Pero también desde su nacimiento siempre en lucha contra todos y contra todo. Lo primero que disputó, tras el Cisma de Oriente, 1.054, fue la primacía de la iglesia Ortodoxa entre el Patriarca de Constantinopla, y el patriarcado de Moscú. En todas sus luchas contra la parte oeste siempre dispuso de una postura única y diferente, y siempre buscando aliados-sumisos.

De esta forma apreciamos que se construyó como un poder siempre autónomo e independiente, y al mismo tiempo con enemigos poderosos permanentes. Nació precisamente en Kiev, como la “Rus de Kiev” S. IX. Luchando por no ser arrasada por Asia, lo fue en el S: XIII por los Mongoles. Kiev fue arrasada y destruida, y solo quedó Nóvgorod en el norte, que con el tiempo dio lugar a que una de sus aldeas, Moscú, con la construcción del castillo del Kremlin, que resistió a los Tártaros, terminase por ser la capital de los Zares. Dominó por completo Asia al conquistar todo Siberia y llegar al Pacífico y sus islas, y enfrentarse al poderoso imperio Turco al que conquistó Crimea. Terminó ese camino en su derrota ante Japón.

Cada vez que se sintió fuerte quiso dominar e influir lo máximo sobre Europa, luchó contra Suecia, que la invadió (Carlos Gustavo, 1.721 ), contra el entonces poderoso reinado Lituano-Polaco. Más tarde contra Napoleón y su “Grandeur”, 1.800, 1.815, contra el imperio Británico (batalla de Balaclava, 1.854), contra el Austro-Húngaro, al que contribuyó a destruir, contra Prusia...

Su mayor éxito y extensión fue tras la II Guerra mundial y su dominación hasta media Alemania y más de la mitad del extinguido imperio Austro-Húngaro. Se quedó con Chequia, Eslovaquia, Hungría, Rumanía, partes del antiguo imperio Turco, como Bulgaria, Albania, y toda Yugoeslavia hasta medio Mediterráneo. Se tragó media Finlandia (Karelia), toda Letonia, estonia, Lituania, arrasó y dominó Polonia, su ancestral enemiga…

Podemos definir a Rusia y lo que representa como a un “Fuelle o Acordeón”. Arrasada por los Mongoles, que destruyeron su capital inicial, Kiev, tomada media Rusia occidental por los Suecos, (1.721), por Napoleón (que llegó a tomar Moscú, 1.812), por los Británicos, que ocuparon parte de sus tierras, 1.855, por Hitler, 1.942, que llegó a conquistar casi todas sus tierras Europeas, y, a su vez, cuando juega al ataque, creciendo y expandiéndose hasta dominar todo Asia y media Europa. Tras la II Guerra mundial se quedó con las islas Kuriles Japonesas. Dominó y domina toda Asia no amarilla, Armenia, Georgia, Moldavia...

Caído el muro de Berlín en 1.989, a principios de los noventa la antigua URSS se desintegró como un castillo de naipes. Toda su dominación al Oeste se disolvió como un azucarillo en un baso de leche caliente -ahora tocaba replegarse y volver a sus simples inicios- de esa forma el -para ellos- poder occidental, el Occidente al que aquí pretendemos defender, avanzó casi como Napoleón o Hitler, hasta sus puertas. Ya no dominan ni a la que siempre dominaron y en la que nacieron, Ucrania. Han perdido de nuevo, como contra los Mongoles en el S.XIII, a su madre de nacimiento, Kiev. Por eso ahora luchan por ella, y por su espacio vital que siempre consideraron suyo, su salida al mar Báltico, contra Suecos, Lituanos, Finlandeses y Polacos, y la mayor ocupación de las tierras hasta el viejo imperio Austro-Húngaro y Prusia.

Ya sabemos a quién tenemos delante. Ya se ha presentado. En el próximo artículo analizaremos su estructura psicológica y sus aspiraciones e intereses.

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