El pueblo ucraniano en estos instantes sufre, como va a sufrir a corto plazo el ruso y en cascada el resto de pueblos, con el riesgo añadido del peligro de una confrontación nuclear de consecuencias imprevisibles.
Ante eso nuestros mandatarios, que están para resolver nuestros problemas debemos recordar y para eso les nombramos y pagamos, se están dedicando a tensar la cuerda cada vez más y más. A presión militar de uno, presión económica y militar de los otros.
Cada medida que toman nos acerca más al abismo y sus consecuencias se están dejando sentir cada vez con más fuerza en nuestros países, en especial entre las capas populares más vulnerables.
Es una guerra de egos machistoides, con mucha testosterona alrededor, es un reto de “a ver quién la tiene más larga” inútil y estéril.
¿Existe alguien que en su sano juicio esté buscando de verdad soluciones a esta sinrazón? Parece que no.
Rusia, mejor dicho Putin, se ha metido en este berenjenal y es la obligación del resto buscarle alguna salida que no sea humillante ni para Rusia, ni para Ucrania.
Y ahí deben aparecer los estadistas que buscan el bien común, pero no se vislumbra ninguno cerca del conflicto. Sería paradójico que nos llegara de China.
Y digo yo, si Crimea ya es de hecho Rusia, si su ciudadanía se siente así e incluso tiene pasaporte de esa nacionalidad, si el Donbás (Donetsk y Lugansk) lo mismo; ¿no sería lo mejor para el mundo, incluido el pueblo ucraniano, que se aceptara este hecho?
¿Por qué EE.UU., que por cierto es el menos afectado por distancia y no dependencia del gas, petrolea, maíz, trigo, aceite de girasol, de aquella zona, tiene que seguir empeñado en generar inquietud en el oso ruso intentando meter a Ucrania en la OTAN?
No sería lo mejor aceptar la neutralidad de la misma a cambio de que entre sin problemas en la UE?
¿Si todo parece tan lógico y evidente por qué no lo solucionan hoy mismo?
¿Existe detrás de este hecho un problema de incompetencia genética, especialmente en el seno de la UE, de dependencia emocional del “amigo Yanki”, o falta de coraje para señalarles: Rusia es nuestro vecino, no el vuestro, y deseamos revertir la situación hacia una buena convivencia vecinal?
Nuestros pueblos, los europeos, lo necesitan y ustedes señores mandatarios tienen la obligación, repito, OBLIGACIÓN, de resolverlo ya, antes de que se estropee aún más y los efectos sean cada vez más perjudiciales para nuestra ciudadanía.
Luego vendrá el trabajo arduo de convertir una economía dependiente de los combustibles fósiles en otra más ecológica y sostenible, que hace años tenemos pendiente y quizás este sea el momento de aplicarla. Los humanos sólo reaccionan cuando ven las orejas al lobo.
También dejar a un lado la hipocresía que ha puesto en evidencia esta situación, de que haya refugiados de primera, blancos, rubios y con ojos azules, cristianos que huyen del feroz Putin, y de segunda que nos vienen del sur, negros, de tez oscura, algunos incluso musulmanes, que huyen de los conflictos provocados por otros sátrapas, o del hambre.
A estos en vez de recibirles el chef José Andrés se topan con un Mediterráneo que les engulle, o vayas crueles que les hieren.
Mañana se reúnen los ministros de exteriores de ambos países en conflicto en suelo turco. Del cara a cara entre Lavrov y Kuleba, debe salir un acuerdo sí o sí, que ponga fin a este despropósito. El resto de países debe “aleccionar” a ambas partes, para eso les pagamos.
Crimea rusa, Donbás independiente, Ucrania neutral, los militares a sus cuarteles y “yankis y rusos go home”. Punto final.
Veremos…