El extraño episodio, al más puro estilo MAR, de supuesto espionaje intentado por la cúpula, más la aparición de un siniestro y a la vez torpe personaje como Carromero (“carroñero” le conocen por allí) con indicios de tonto útil, ha logrado su efecto y ahora Casado está en situación de máxima debilidad.
Pero quizás y de ahí la pregunta del título de esta reflexión, exista una “maquiavélica” operación de largo alcance detrás de este episodio para llevar a Ayuso a la Moncloa, no necesariamente a través del PP.
MAR, que es el más listo de la clase, ha entendido que con Ayuso ha encontrado un verdadero “mirlo blanco” y es consciente de que va a tener muy difícil, quizás imposible, liderar al PP porque si cae Casado siempre puede aparecer un Feijóo.
También es consciente que todo lo ocurrido ha potenciado su aurea mística y victimista que tanto cala entre sus seguidores y podría hacerlo entre los votantes.
Existen algunos indicios de que a través de esas características pudiera tomar una decisión estratégica; abandonar el partido por el machaque sufrido.
Después con la “presión” de sus seguidores (al más puro estilo Sánchez en 2016), crear una nueva fuerza en el espacio de la derecha extrema, a la que MAR augura un excelente futuro, que incluso tuviera ya nombre; “Libertad”.
Una fuerza de carácter liberal que conecte con la idea lanzada en las últimas elecciones en Madrid, que arañara votos a PP y VOX. ¿Se estaba construyendo así la “pista de aterrizaje” para ella?
Ayuso en estos momentos va a por todas, como demuestra el hecho de que a pesar de levantarle el expediente, no haya sido capaz de desactivar la concentración convocada ante Génova el domingo a la que han acudido miles de personas.
Mientras, una izquierda con cataratas se frota las manos imaginando una importante pérdida de apoyo al PP en las próximas elecciones, con Casado de líder.
Pero la vencedora podría ser una sibilina Ayuso con esta novedosa “Libertad” y aplicar a partir de ese momento su tesis de pactos globales con VOX sin ningún pudor, sabiendo que su electorado está perfectamente preparado para ello.
Un electorado conservador que es inmune a las prácticas de corrupción o corruptelas de su líder.
El pacto “Libertad”-VOX sería una horrible noticia para los progresistas de este país.
Las izquierdas, sus ideólogos si es que aún le queda alguno, deben tener en cuenta ambas circunstancias, para no errar su diagnóstico.