En este caso concreto los que aparentemente se presentan como terceros, como que con ellos no va la cosa, dicen que es un conflicto únicamente entre El Islam y Occidente, y que ellos, Rusia y China, pero también otros países llamados Islámicos, que dicen que solo es contra los talibanes, y que ellos son moderados, también alegan que no son parte directa en el presente conflicto.
Una vez más vemos claramente que nadie está al margen de nada. Dice el viejo dicho que “Nadie es una isla”. Todo el mundo, en este caso los estados, las culturas, las religiones e ideologías se juegan mucho de cara a su supervivencia, y por ello están de hoz y coz en este Conflicto Larvado Constante, que ahora con los Talibán ha devenido en Manifiesto por sus constantes ataques armados a la población en general y a los miembros de la coalición internacional de Occidente en particular. A todos esos terceros se les ve el plumero y es claro cómo cada día, aunque dicen hacerlo indirectamente, defienden sus intereses, que, dicho sea de paso, son bien reales: Dominar ese territorio. Ejercer la máxima influencia, léase dependencia de los talibanes hacia ellos. Obtener materias primas. Y, de paso, La Imagen Pública, algo que siempre es importante, pero que para ellos en este caso lo es mucho más, porque se presentan como los buenos, y a la vez ganadores, mientras que representan a Occidente como el malo, y además, en esta batallita concreta, como perdedor.
Pero lo que sí es más cierto, es que, en ese ánimo ya conocido de nadar y guardar la ropa, se les ve muy clara su estrategia, porque en ese intento de presentarse como al margen y respetuosos con las autoridades de los estados ajenos, y respetando su soberanía, costumbres, leyes y creencias, lo que en realidad hacen es dejar a su suerte a la población de Afganistán. Ellos no acudirán con aviones de comida y medicinas. Ellos no denunciarán las atrocidades contra la población indefensa, ni defenderán la dignidad y trato de igualdad ante la ley de mujeres y minorías oprimidas, al contrario, ayudarán a los Talibán a ocultar sus terribles barbaridades porque de tontos tienen lo justo, y ellos saben que, si son conocidas las miserias, hambrunas y atrocidades, la opinión pública mundial se les echará encima. Porque saben que, en realidad, a nadie le gustan las barbaridades y opresiones, y perderán claramente el conflicto en la mente de las personas. Algo que creen, ingenuamente, que han ganado ahora presentando a Occidente como colonialista y explotador, es decir, como perdedor.
Quizá alguno pueda entender o justificar a Rusia y China, por aquello de que debes defender tus intereses y que cada uno defienda los suyos. Pero lo que no se entenderá en absoluto es la postura de Pakistán el primero, y de Irán y otros países Islámicos detrás, que, en su aparente defensa de los valores Coránicos, ahora quedarán expuestos al permitir todas estas atrocidades. No harán nada para impedir que se presente al Islam ante el mundo como una panda de bárbaros insensibles que masacran a sus propias poblaciones sin piedad. Que las matan de hambre. Que oprimen a las mujeres como si de una tribu de pastores nómadas de hace mil años se tratase. Que impiden la formación de sus cuadros profesionales, de médicos y enfermeras, de cuadros políticos con formación técnica para modernizar el país. Y que lo único que fomentarán es a Brujos y Chamanes de hace cientos de años que hablarán a la población de misterios y mitos, pero sin dotarles de formación y conocimientos para la realidad práctica.
Harán todos esos terceros lo que se ha hecho siempre en los conflictos manifiestos del pasado, sin haber aprendido nada y por ello sin propuesta nueva alguna. Se limitarán a actuar como buitres esperando la carroña. Dejarán que los Talibán, ¡dejarán no!, fomentarán constantemente, que esos locos destrocen su país, masacren a su población, destruyan cualquier cuadro de futuros dirigentes, acabarán con los mínimos profesionales formados que hayan, y así, ellos, esos terceros que se presentan como “Buenos” y “Dispuestos a ayudar”, se quedará, ya sin oposición alguna, con todo lo que ofrezca algo de valor, y mantendrán a Afganistán en la miseria y sin desarrollar -como claramente hizo la URSS con sus estados satélite- hasta que, de nuevo, el desarrollado, culto y generoso Occidente… Les saque a todos ellos del fango…
Quizá la mayor conclusión es que debemos nosotros ser conscientes de que nos puede pasar lo mismo si no estamos atentos a tanto Brujo y Chamán moderno, que está llenando de contenido nuestra vida política y social, como los Talibán, de un montón de ideas del pasado, ya muy superadas.
¡Ojo!, hay algunos dirigentes que pretenderán, de nuevo, decir que nuestras vidas las rige… El espíritu santo…