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Por favor, que no crezca la ‘chinofobia’

Por favor, que no crezca la ‘chinofobia’

Enrique Sancho (Open Comunicación)

lunes 03 de febrero de 2020, 09:19h

El maldito coronavirus de Wuhan han provocado ya miles de contagios y algunos centenares de fallecidos, vayan por delante que una sola muestra merece preocupación, pero una vez más las medidas que se están tomando parecen un tanto exageradas, sobre todo en lo que afecta a los viajes. Rusia ha cerrado su frontera de 4.300 kilómetros con China. Estados Unidos prohíbe la entrada de extranjeros que hayan viajado a China en las últimas dos semanas, decenas de líneas aéreas, entre ellas Iberia, han suspendido sus vuelos a China, compañías de cruceros evitan la escala en Sanghai y la cambian por Singapur, las cadenas hoteleras anulan reservas…Insisto en que cualquier vida es importante, pero todo parece un poco extremo.

La alarma ante un virus desconocido está justificada, pero pocos saben, ni se preocupan porque cada año se produzcan en España 800.000 casos y se mueran unas 15.000 personas por algo aparentemente tan simple como la gripe. Tampoco se piensa, a nivel mundial. que el sarampión haya costado 140.000 vidas en 2019 o que dolencias infecciosas como el VIH, la tuberculosis, la hepatitis viral, la malaria, las enfermedades tropicales desatendidas y las infecciones de transmisión sexual mataran a unos cuatro millones de personas en 2020.

El síndrome de ‘chinafobia’

Y casi tan preocupante como la enfermedad es si es el síndrome que está provocando lo que se ha dado en llamar ‘chinafobia’. He visto cambiar de dirección a clientes de El Corte Inglés al cruzarse con abundantes compradores chinos que estos día aprovechaban las promociones del Año Nuevo Lunar dedicado a la Rata; los restaurantes de comida asiática han visto descender el número de sus cliente y hasta los chinos de ‘todo a cien’, también registran menos ventas. En este sentido, algunos de ellos han remarcado en su defensa, que todavía no hay casos confirmados en España, la mayoría ni siquiera han viajado a su país natal en años y, además, todos los productos que utilizan los restaurantes son de origen español, Incluso a nivel médico prevalece en cierto modo el síndrome.

Llevo un par de días arrastrando un catarro y cuando he ido al médico, la primera pregunta ha sido: “¿No habrás estado en China últimamente? “No, la última vez fue hace más de un año”, respondí, “pero la semana pasada en FITUR he compartido un almuerzo con medio centenar de chinos nueve de ellos en mi mesa”. No pareció motivo suficiente para internarme.

Repudiar las expresiones de discriminación

En Francia y Canadá, las personas de origen asiático se han manifestado en las redes sociales para repudiar la expresión de discriminación en su contra que se han incrementado ante los temores de la propagación del coronavirus. Algunos de ellos llevan una pegatina que dice: “No soy un virus”. Incluso la propia Embajada de China en España ha alertado sobre esta situación, explicando que el enemigo es el coronavirus y no los chinos.

El rechazo hacia lo chino contrasta con la eficaz respuesta que, en este caso, ha tenido el gobierno del país, con hitos que sólo en China se explican: aislar en pocas horas a unos 40 millones de habitantes de Wuhan y otras ciudades, construir un hospital para 1.000 camas en sólo seis días con 800 retroexcavadoras de 100 toneladas y, especialmente la rapidez en detectar la epidemia, aislar el virus, secuenciar el genoma y compartir su información con la Organización Mundial de Salud (OMS), así como su compromiso con la transparencia y apoyo a otros países. El propio presidente de la OMS ha insistido en que “se opone a cualquier restricción de viaje o comercio a China. No sabemos el daño que el virus podría causar si se expandiera a un país con un sistema sanitario más débil”.

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