Un dios maldijo la vida del emigrante, serás mal visto por la gente, en todas partes serás odiado por racistas maleantes y la justicia te maltratará sin piedad (Celtas Cortos). Hoy te escribo a ti, compañero de fatigas, de desesperación, de morriña para recordarte lo valiente que eres. Porque un día decidiste dar un salto al vacío para perseguir tus sueños. Sé que estas lejos, en otro país, en otro continente, pero sobre todo sé que te sientes lejos, lejos de tu familia, de tus amigos, de tu tierra, de tu ciudad que te vio nacer. A veces sentirás la soledad como un dolor inmenso en el centro de tu pecho, la morriña, morirás y maldecirás a tu país por no darte la oportunidad que tanto ansiabas. No pienses que todo tu esfuerzo fue en balde, que los años de estudio, de trabajo, personas que lo perdemos todo, desahucios tras desahucio.
No valieron la pena tarde o temprano verás que hiciste bien, porque creíste en ti mismo. No te vayas con resentimientos pues conocerás el mundo desde otras perspectivas, aprenderás otro idioma, otra manera de vivir. Conocerás gente que te quedará grabada en tu alma para siempre, y disfrutarás de los pequeños detalles del día a día, como esas cervezas con los amigos los viernes por la tarde, esas risas con los compañeros de trabajo o, incluso llegará un momento en el que los días grises no serán más que eso, un simple color. Porque habrás aprendido a teñir de colores esos días, y de los ratos malos hacer ratos buenos.
Nunca dejes de luchar como decía el gran Mario Benedetti: “No te rindas, que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo”. No estás solo, aunque no puedas verlos. Su voz siempre llegará porque la distancia separa cuerpos, pero no corazones.
Querido amigo. No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir los sueños destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío quiera, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque le quiero aprender de la nueva cultura, lucha, crea, siente, ríe, añora, sueña, porque tarde o temprano estarás de vuelta con más experiencia, con más cultura, con más educación; tus hijos hablarán dos idiomas perfectos bilingües ganarán el legado más maravilloso del mundo, la educación. Para todos los valientes que luchan por sus sueños, que dejen de creer en ustedes.