Cuando se busca el protagonismo, al final se encuentra, aún a costa, como en este caso, de hacer el ridículo. Y esto fue lo que le ocurrió a Celia Martell, edil de Unidas por Galapagar, tras comparecer en la jura del cargo de concejala, acto que aprovechó para reivindicar a la República, lo que provocó el abucheo de muchos de los presentes en el Salón de Plenos del Ayuntamiento. Y lo más lamentable, es que algunos de los habituales ‘palmeros’, una minoría en este caso, que suelen ser habituales en este tipo de eventos, aplaudieron la actitud de la edil, provocando con ello el rechazo de la mayoría de los presentes.
El juramento de Martell se basó en “prometer lealtad al Jefe del Estado por ‘imperativo legal’ y guardar y hacer guardar la Constitución “hasta que sea reformada en un nuevo proceso constituyente, luchando por recuperar los derechos que ahora están siendo vulnerados”.
Lamentable pero cierto. Claro que la señora concejala, que no se había visto en su corta vida política en otra igual, lo quiso aprovechar para dar la nota y quedar ‘fotografiada’ para la historia de este municipio.