Omo suele ser habitual, los resultados electorales han dejado satisfechos a todos nuestros políticos (lo dijo Zapatero: Rajoy está contento, yo estoy contento. Todos estamos contentos), aunque en esta ocasión tengo la sensación que la felicidad estriba en el perjuicio que se le haya podido ocasionar al rival. Pero en fin, pasado el trance del 27-M la lecturas que podemos realizar a bote pronto es que el Partido Popular va a gobernar en la mayoría de los municipios de la Sierra del Guadarrama y que alguno de los nuevos regidores va a tener que cumplir más de mil promesas. Peor, al menos en el aspecto anímico, lo van a tener los que han perdido, porque además de verse obligados a pasar los próximos cuatro años en los bancos de la oposición, como penitencia añadida se sentirán obligados a hacer cientos de reflexiones hasta encontrar alguna respuesta a su derrota.
Mis conclusiones sobre estos comicios son las siguientes:
- Votó poco más que la mitad del cuerpo electoral, aunque nadie parezca hasta ahora darle mucha importancia a este rechazo.
- Los top-alcaldes de la Sierra mantuvieron sin problemas sus mayorías absolutas.
- El PP sacó en la Comunidad de Madrid más votos que el resto de las formaciones políticas.
- A nadie parece interesarle reformar la Ley Electoral para que sea un poco más moderna y, sobre todo, más democrática.
- A los políticos (algunos disfrutando ya de unas merecidas vacaciones -¿será para quitarse el estrés de campaña?-), ya les hemos dejado de interesar. Nos volverán a abrazar cuando empiece la campaña de las generales.
Podríamos decir algunas cosas más, pero en plena resaca postelectoral no creo que sea conveniente. Felicidades a los que ganaron y felicidades también a los que perdieron, porque uno no sabe muy bien qué es mejor, si estar en la poltrona rodeado de manzanas y serpientes tentadoras o dando caña desde los bancos de la oposición. Yo creo que en esto de la política el que no se conforma es porque no quiere.
Torrelodones: todos contra la candidatura del PP
Sudó lo suyo Carlos Galbeño, candidato popular a la alcaldía de Torrelodones al ver, en la tarde-noche del domingo, cómo se contabilizaban los votos depositados en las urnas y no alcanzaba la deseada mayoría absoluta. Y sudó como si estuviera en un plató de televisión sin aire acondicionado Toni Cantó, número cinco de la lista de Vecinos por Torrelodones, al comprobar cómo se iba cerrando el escrutinio y él seguía teniendo todas las papeletas para convertirse en concejal electo. Al final, Galbeño respiró al ver revalidada su mayoría absoluta y Cantó suspiró de satisfacción al verse liberado de las responsabilidades políticas que tendría que asumir en caso de que hubiese obtenido el acta de edil, lo que le podría obligar a tener que compaginar sus quehaceres profesionales con los del Ayuntamiento. Lo que para algunos de los integrantes de Vecinos por Torrelodones podría, en principio, parecer una broma, al no contemplar que pudieran llegar tan lejos en su caminar político, al final se ha podido convertir en una mala pesadilla.
Y volviendo a Carlos Galbeño, hemos de decir que en esta dura campaña electoral se ha tenido que enfrentar a propios y extraños. Por un lado, a los disfrazados con las siglas de su propio partido que han intentando zancadillearlo una y otra vez para que perdiese la alcaldía (Elena Biurrun, candidata de VT, ha agradecido a través de un medio local el respaldo recibido de Enrique Muñoz, ex alcalde popular de esta localidad), y, por el otro, a las cuatro formaciones políticas (PSOE, VT, acTÚa e IU) que han mantenido un mensaje bastante similar que tenía como objetivo erosionar la credibilidad del reelegido alcalde torrelodonense. Al final, los electores han sabido poner a cada uno en su sitio, aunque tengo la sensación de que la crisis surgida a finales del pasado verano en el seno del PP sigue abierta y Mario Mingo, como presidente local, va a tener que hilar muy fino si quiere, de una vez por todas, separar el grano de la paja.
Plataforma de Vecinos de Galapagar y Partido Popular, condenados a entenderse
Los galapagueños han dividido tanto su voto que al final seis de las siete opciones que presentaban candidatura en este municipio han conseguido el objetivo de estar presentes en la próxima corporación municipal. Ahora lo que queda por resolver es la composición del futuro Equipo de Gobierno, algo que no va a resultar nada sencillo. Por un lado el PSOE, con seis concejales, sólo se siente respaldado por Activa (2), de ahí que ahora los socialistas intenten negociar con la Plataforma de Vecinos (2), para tener más fácil el acceso a la mayoría absoluta (11 ediles), bien sumando a su causa al ex concejal del PP, José Manuel Martín (1), bien al Foro Verde - GyU (1) de Barceló y Greciano. Este pacto a cuatro o cinco bandas no es, al menos desde nuestro punto de vista, lo más conveniente para poder gobernar el segundo municipio más importante en población de la Sierra del Guadarrama y también en este sentido se ha manifestado Luis Remacha, cabeza de lista de la Plataforma de Vecinos, dejando entrever que sería mucho más fácil compartir Ejecutivo con un sólo partido (PP), siempre que estos estén dispuestos a retirar ‘su’ polémico PGOU y acepten consensuar con el resto de las fuerzas políticas un nuevo planeamiento urbanístico. Parece ser que en este posible acuerdo también estaría sobre la mesa la petición de PVG de controlar la Concejalía de Urbanismo.
Si (
No(
