Tal como les hemos venido anunciando en los últimos días y después de un largo receso (la última comparecencia de nuestro popular personaje tuvo lugar el 18 de junio de 2018), Lobo Cojo vuelve a protagonizar esta columna en la que la crítica ácida y los chismorreos volverán a aflorar, gracias al desparpajo dialéctico del ‘inquilino’ de la rotonda de Navacerrada, que es donde tiene su ‘guarida’ nuestro ‘lobo feroz’.
En esa última comparecencia, Lobo Cojo decía que la aún regidora villalbina (lleva casi cinco años consecutivos al frente de la ‘poltrona’ municipal), tras ser designada para ocupar la alcaldía por el por entonces poderoso dedo de Esperanza Aguirre, tras la dimisión de Agustín Juárez, bastante hizo con ‘capear el temporal’ de una tesorería quebrada por los desmanes despilfarradores de los gobiernos socialistas, presididos durante doce largos años por José Pablo González Durán (PSOE), un alcalde que según Lobo Cojo, dilapidó gran parte del patrimonio municipal a través de operaciones urbanísticas con constructoras amigas o en obras ‘faraónicas’ multimillonarias e innecesarias, caso del túnel-parking de Honorio Lozano-Batalla de Bailén, cuyo coste pasó de los 20 millones presupuestados inicialmente, a más de 100, canon incluido; o en regalos a cuenta del erario municipal, como fue el caso de los terrenos que actualmente ocupa la UDIMA, colindantes con la Vía de Servicio de la A-6, donde casualmente JP se licenciaría en Derecho y con él su ‘compa’, el edil de Urbanismo José A. Gómez. Sierra. Y claro, de aquellos ‘polvos estos lodos’.
Ahora, la doctora Vargas, tras ‘comerse el marrón’ de la herencia económica dejada por los socialistas y después de seis años consecutivos de recortes económicos para poder sanear las arcas municipales a costa -¡faltaría más!-, de los bolsillos de los villalbinos, parece sentirse muy feliz ocupando la ‘poltrona’ .Tanto es así, que hasta se ha atrevido a comprar más de un millar de contenedores de basuras, lo que junto al alquiler de nuevos camiones compatibles con los mismos, ha supuesto ‘un palo económico’ para la tesorería municipal, contenedores que están por todas partes, dificultando el acceso a edificios, garajes, aceras o incluso ocupando buena parte de los aparcamientos para vehículos en la vía pública, contenedores que tienen como víctima a la edil, María del Mar Gil, por el simple hecho de negarse a dar el visto buena a la factura de la compra de los mismos, compra que curiosamente fue realizada por la propia regidora.
Aun así, la doctora Vargas quiere volver a repetir otros cuatro años al frente del Ayuntamiento, un cargo generosamente retribuido, más de 60.000 euros anuales (unos 5.000 euros al mes), algo que no va a tener fácil a tenor de cómo se presentan los comicios del 26-M, dónde el PP a priori parece tener bastante difícil, imposible diría yo, conseguir mayoría absoluta (13 actas de concejal); o una representación que le permita sentarse a la mesa de negociación y plantear ‘un pacto a la andaluza’ con fuerzas más o menos afines, como pueden ser Ciudadanos y VOX, concluye Lobo Cojo.