Collado Villalba: de la Agricultura al Ladrillo (y III): El Gorronal: un suburbio dentro del pueblo
En 1978, Ángeles García decía en su reportaje publicado en el diario El País, que “los problemas del crecimiento incontrolado de Collado Villalba y la destrucción de su tradicional paisaje no son, sin embargo, los únicos problemas urbanísticos que afectan a los vecinos de este municipio junto a los bloques de pisos y las tradicionales viviendas unifamiliares, al coexistir una serie de infraviviendas unifamiliares que forman un auténtico ‘ghetto’ en el centro del pueblo. Son las casas del barrio de El Gorronal que fueron construidas en su mayor parte por aquellas familias de inmigrantes que llegaron hacia el año 1960 para realizar la obra de la autopista de La Coruña. Los inmigrantes llegaban con un contrato de trabajo, pero carecían de cualquier tipo de alojamiento. Uno de ellos narraba sus primeros momentos en el municipio villalbino: “No hubo ninguna consideración con nosotros. Teníamos que dormir en unas ‘cochiqueras’ que había aquí antes. A veces éramos más de 15 personas metidas en una. Luego, poco a poco pudimos construir una vivienda pequeña pero la mayoría carecía de los más elementales servicios. Hace poco el Ayuntamiento pavimentó algunas calles, pero todavía queda mucho por hacer y el alcalde no tiene la menor intención”.
Para el alcalde, el único problema de El Gorronal está en la llamada Colonia Linares. “Pretende que el Ayuntamiento acondicione la colonia, cuando ellos por medio de un compromiso escrito, son los únicos responsables. Compraron a 300 pesetas el metro cuadrado y levantaron sus casas. Ellos deben ser los que acondicionen la zona. Aún así el Ayuntamiento va a pagar el 50 por ciento de las obras. Además, añadió, vamos a parchear todas las calles de El Gorronal”.
Pero las dificultades urbanísticas no se arreglan de un día para otro con un simple parcheo viario, ni una aportación económica mínima como la que plantea el Ayuntamiento. Las múltiples deficiencias de estas casas requieren un alto presupuesto que las familias que han revalorizado la zona no quieren pagar de manera unilateral. Pero mientras no se arbitren soluciones adecuadas, asumidas necesariamente por el Ayuntamiento, las familias de El Gorronal seguirán sorteando baches y charcos bajo la oscuridad más absoluta hasta llegar a sus casas”.
Cuarenta años más tarde, El Gorronal sigue siendo el hermano pobre del municipio al presentar esta zona unas graves y preocupantes carencias impropias del siglo XXI. Los políticos locales sólo se dejan ver por la calle San José Obrero, arteria principal de este barrio, de ‘pascuas a ramos’ y en vísperas electorales, con la cantinela de siempre: solucionar sus precarias infraestructuras, pero una vez pasadas las elecciones, las promesas se quedan en eso y los vecinos de El Gorronal decepcionados unas vez más por el abandono en el que los dejan sus representantes políticos, sean de uno u otro color.