Tras el rechazo, el pasado jueves, de los presupuestos municipales de 2017 por parte de la oposición, la alcaldesa de Collado Villalba, Mariola Vargas (PP), que gobierna este municipio en minoría pero, ahora, en la recta final de esta legislatura, con los presupuestos prorrogados, sin dinero para acometer las demandadas e imprescindibles inversiones y con un desgaste político bastante significativo, va a tener que hilar muy fino para sacar adelante el día a día que demanda un consistorio de más de 60.000 habitantes Así las cosas, con la oposición cada vez más unida y con la ‘muleta’ de Julio Henche más cansina a la hora de salir al ‘quite’ del PP, y con 24 meses por delante hasta la nueva convocatoria electoral, Mariola Vargas podría verse abocada, tal como están las cosas, a tener que rectificar la postura inflexible mantenida el pasado jueves en el salón de plenos y presentar una moción de confianza, un mecanismo recogido en el artículo 197 bis 5/1985 de 19 de junio de Régimen Local, que contempla “que si la aprobación del presupuesto se vincula a una cuestión de confianza y reúne más votos a favor que en contra, es decir, mayoría simple, este quedará automáticamente aprobado. Por el contrario, si son más los votos en contra que a favor, como sucedió en la votación del jueves, se abriría el plazo de un mes en el que los grupos municipales podrían presentar una moción de censura apoyada por el grupo mayoritario de concejales y con un candidato alternativo a la alcaldía, cosa que tampoco parece nada fácil. Y si pasado un mes no se hubiese presentado una moción de censura, el presupuesto quedaría aprobado automáticamente”.
Esto es precisamente lo que sucedió hace menos de dos meses en Moralzarzal, donde el Gobierno minoritario de Rodríguez Osuna saco adelante sus presupuestos pese a estar en minoría y, es muy posible que gobierne este Ayuntamiento durante el resto de legislatura, gracias a la imposibilidad de que la oposición, pese a sumar más concejalías, sea capaz de ponerse de acuerdo para formar gobierno. Y es que, lamentablemente, al menos en los últimos dos años nuestros políticos, tanto a nivel nacional, como autonómico o municipal, suelen anteponer su ideología a los intereses de sus representados.
Presupuestos prorrogados
Durante estos dos años de legislatura. el Ejecutivo presidido por Mariola Vargas (PP), se ha limitado a prorrogar los presupuestos, culpando de ello al Ministerio de Hacienda por aquello de tener el Ayuntamiento intervenidas las cuentas. Ahora, presuntamente solucionado este bloqueo, la regidora ha venido a decir a la oposición: “esto es lo que hay”, para así no perder el tiempo negociando con el resto de los grupos políticos las partidas que aparecen en los presupuestos de 2017, lo que pone en evidencia el talante democrático del gobierno municipal popular, y el presunto caos y la asfixia económica de la tesorería local. Pero lo más grave es que esto se produzca después de haber escuchado, una y otra vez, como los responsables de este gobierno presumían, en sus intervenciones plenarias, del esfuerzo que habían realizado estos dos últimos años para poder enjugar parte de los número rojos ‘heredados’ de los gobiernos socialistas, cuando ahora se vislumbra todo lo contrario, es decir, una gestión inoperante y oscurantista, Y lo que no es de recibo es que la oposición, hasta última hora, desconociera el contenido de los presupuestos de 2017, que les fueron entregados a última hora en un documento en el que, aparte de recoger los ingresos y gastos para el actual ejercicio, nada aclaraban sobre el estado de las armas municipales.
Es obligación del Gobierno elaborar, al menos, un borrador y entregarlo con suficiente antelación a los grupos de la oposición para que, conjuntamente, puedan analizar esas partidas y si procede, debatir sobre las mismas. Pero no, en este caso, se optó, como dijo el portavoz de C´s, Julio Henche, por las ‘lentejas’… “Si quieres las comes y si no las dejas…”.
En definitiva, un fiasco más para los villalbinos que con esta nueva prórroga presupuestaria al menos intuyen la incapacidad del gobierno popular para alcanzar consensos en algo tan esencial y trascendental como es conocer las previsiones de gasto y de ingresos de su propio municipio, lo que evidencia su incapacidad a la hora de negociar y pactar cómo, dónde, cuándo se debe gastar el dinero de los vecinos de Collado Villalba.
Y lo peor de todo esto es que uno se queda con la sensación de que Collado Villalba va a continuar muchos años más sin poder solucionar la precariedad de sus infraestructuras o el recorte en el capítulo de gastos sociales (el ‘chocolate del loro’ de un presupuesto de más de 45 millones de euros), cuya partida incluida en el presupuesto prorrogado, no superaba los 150.000 euros, cuando la oposición demandaba alrededor de medio millón. Pero claro, para hacer realidad esta cifra era necesario que los miembros del equipo de gobierno, como antes lo hicieran los de la oposición, aceptaran bajarse un poquito sus generosos salarios. Y eso son palabras mayores, ¿verdad señora Alcaldesa?