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Gran actuación de Torres Jerez, que pierde la Puerta Grande por el acero

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Como preludio a la Feria de San Isidro, que comenzó ayer jueves, el pasado fin de semana se celebraron en la plaza de Las Ventas de Madrid sendas corridas de toros durante el sábado 5 y el domingo 6 de mayo, con dos toreros destacados: Pepín Liria y Torres Jerez.
Liria fue triunfador del festejo celebrado el sábado, donde con un escaso cuarto de plaza y tarde gélida y ventosa se jugó un lote de Hermanos Domínguez Camacho, serio, ofensivo y cuajado. Estaba anunciado un encierro de Carmen Borrero, pero por la falta de remate de varios toros la empresa se vio obligada a sustituirla por éste de Camacho. Un lote descastado y sin fondo alguno, a excepción del cuarto, que sacó movilidad y ciertas virtudes en la muleta.

Precisamente a este único toro potable de la tarde le arrancó una oreja Pepín Liria, tras una labor muy entregada, dispuesta y consiguiendo dos tandas sobre la mano derecha que transmitieron y llevaron vibración a los tendidos. Tras un espadazo la oreja fue a sus manos. La decisión de Pepín le volvió a dar un éxito en la primera plaza del mundo. Con su descastado y aplomado primero, el murciano nada lucido pudo hacer.

Francisco de Marco dio una vuelta al ruedo a la muerte del segundo, un tanto por su propia cuenta. El navarro estuvo firme con un animal tan manejable como falto de acometividad. El quinto tampoco sirvió y el diestro estuvo tesonero.

Cerraba la terna José Luis Angelino, que confirmaba su alternativa. El mexicano se estrelló con un lote que no le ofreció ninguna posibilidad de éxito. Lo intentó en los tres tercios, consiguiendo lo más brillante en banderillas, aunque luego los toros se fueron apagando y el diestro azteca quedó inédito.

Un buen toro
El domingo 6, con una buena asistencia de público, cerca de media entrada, se lidiaron astados de Toros de Cortés, segunda ganadería de Victoriano del Río, ésta con sangre Atanasio, vía Los Bayones. En su conjunto, la corrida, con ciertas desigualdades de tipo y hechuras, estuvo bien, pero desigualmente presentada. Dentro del sexteto hay que destacar a “Duplicado”, un toro que rompió a embestir con una alegría y una bravura extraordinaria. También hubo dos toros buenos, tercero y sexto, mansitos en los primeros tercios como corresponde al encaste Atanasio, pero con cualidades en la muleta.

El mencionado “Duplicado” fue un animal que apretó en varas y galopó mucho en banderillas. Al último tercio llego codicioso, alegre y boyante, un toro propicio para desorejarle en una plaza como Las Ventas. El animal tuvo la dicha, o desdicha, que nunca se sabe, de encontrase con Víctor Puerto, un diestro al que parece que ya se le ha escapado el tren y le va a costar volverlo a coger. El animal requería torearle, en la larga distancia se venía muy pronto al cite y el manchego no consiguió el acople. Pareció que al principio de la faena podía ser, pero luego fue decreciendo porque no había entendimiento. El público vio las virtudes del animal y el diestro naufragó entre los pitos del respetable. Su segundo resultó tan manejable como soso. Víctor Puerto, al que a estas alturas la tarde ya le pesaba como una losa, le muleteó sin ningún lucimiento.

Triunfo gordo de Torres Jerez
Pero el gran triunfador de la tarde fue Torres Jerez. Un diestro que ha sorprendido a mucha gente por sus grandes dotes, pero al que nosotros ya le venimos reivindicando en estas mismas páginas desde hace tiempo como un excelente torero. El almeriense, lógicamente, tiene que coger oficio porque ha toreado poco; de hecho ésta era su primera corrida de la temporada, pero puede cuajarse en un torero importante. Tiene valor natural, torea con mucha verdad y profundidad y hace gala de una mano izquierda prodigiosa que puede hacerle rico. Cortó una oreja del sexto, que pudieron ser dos si mata a su primero y dejó de manifiesto que hay que darle cancha. Sin ir más lejos, si hay un torero que sufra baja en San Isidro, debería de entrar el primero por derecho propio. La oreja la consiguió del sexto de la tarde, un toro noble que acabó rajado pero al que Jerez le toreó de forma magistral al natural, quedándose muy quiero, dejando la muleta en el morro y ligando sin rectificar un ápice. Un espadazo le puso una oreja de ley y de peso. Con su primero, a punto estuvo de cortarle una oreja si no marra con el acero. Su labor fue maciza, con pasajes magníficos de toreo cruzado y sereno a un toro gazapón y nada fácil que acabó poniéndose molesto. Apunten su nombre: Torres Jerez ¿No merece este torero, como ocurrió la semana pasada con Curro Díaz, un hueco en la próxima feria de Santiago de Collado Villalba, donde siempre anuncian a los mismos?.

Completaba la tarde Eugenio de Mora, que se topó con el peor lote. Su primero se reventó los pitones contra un burladero; ante esto, y unido a su poca fuerza, el público optó por no rendirle cuentas. El segundo era tan noblón como descafeinado; el toledano realizó una faena correcta que no tuvo eco en el tendido.
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