Los Veraneos en la Sierra (IV)
En los años 1980/90 Collado Villalba aumentaba su población de 30.000 a 110.000 habitantes y Guadarrama de 8.000 a 50.000
En ‘Costa Villalba’ se agolpaban miles de jóvenes los fines de semana en una veintena de ‘garitos’ situados junto a la A-6
miércoles 20 de julio de 2016, 00:08h
En los años 80/90 miles de madrileños veraneaban en la Sierra del Guadarrama. Huyendo del calor y del bullicio de la capital, los madrileños habían apostado nuevamente por pasar las vacaciones de verano en los pueblos de la Sierra. La avalancha era tal que llegaba incluso a duplicar y triplicar la población en municipios como Collado Villalba que, de poco más de 30.000 habitantes, en agosto llegaba a los 110.000. Pero también en otros municipios, como en Guadarrama, la población pasaba de 8.000 a 50.000 y en El Escorial de 10.000 a 60.000. Como consecuencia de ello el diario ‘El País’ publicaba en la edición del 27 d agosto de 1995, bajo el título “La Sierra Explota”, un amplio reportaje sobre la ‘invasión turística’ en nuestro comarca y las consecuencias que ello originaba en las infraestructuras de la mayoría de sus municipios, al verse estos incapaces de absorber tal masa de gente.
En tráfico destacaban los problemas que generaba en Guadarrama el paso de la N-VI por mitad del casco urbano, lo que suponía un constante trasiego de vehículos pesados por el pueblo, provocando un grave peligro para los ciudadanos. El por entonces teniente de Alcalde, José Antonio Garrido, decía al respecto: “Raro es el mes en el que no aparece un camión estampado contra alguna de las casas”.
Por otro lado, en Collado Villalba las calles se colapsaban de turistas que abandonaban sus casas para ir de compras al centro de esta localidad. El por entonces alcalde, José Luis Peñalvo (PP), convocó un concurso para el mes de septiembre donde tenía previsto designar la empresa encargada de adaptar la mayor cantidad de coches a la estructura de la ciudad. La adjudicataria debería contemplar en su proyecto la zona más conveniente para construir un aparcamiento público. Pero de dicho proyecto nunca más se supo.
Con los centros de salud y los ambulatorios saturados, los médicos tenían que multiplicarse para atender a los pacientes. El doctor, Javier Utrilla, de Guadarrama, confesó que tenía que multiplicarse para poder atender a nada menos que 260 pacientes diarios.
Problemas de agua
Tras un invierno poco lluvioso la sequía en la Sierra del Guadarrama y el consumo voraz de agua provocado por la sobrepoblación, se convirtió en otro problema a superar. El embalse de La Jarosa, en Guadarrama, en agosto estaba al 8 por ciento de su capacidad. Esta situación obligó a los ayuntamientos de la zona a tomar medidas de urgencia. En San Lorenzo de El Escorial, por ejemplo, entraban 6.000 metros cúbicos de agua al día, cantidad que tuvo que ampliarse hasta 9.000 tras un acuerdo entre Ayuntamiento y Canal de Isabel II. El por entonces alcalde, José Luis Fernández Quejo, tuvo que dictar un bando recomendando un consumo máximo de 200 litros por habitante y día. Además mandó hacer un seguimiento de las zonas de mayor consumo y se pudo constatar que los 20 chalets situados en Abantos consumían 9.000 litros de agua al día cada uno de ellos. El Ayuntamiento tuvo que limitar el agua para no tener que cortar el suministro a toda la población.
Por el contrario esta superpoblación produjo efectos positivos en el comercio de la comarca. La dueña de un mesón de Navacerrada reconocía que “este verano ha venido más gente que nunca y con el dinero que ganas ahora te defiendes todo el año”.
Los mercadillos de puestos ambulantes empezaban ya a congregar a multitud de personas . Navacerrada inauguró precisamente este año el segundo mercadillo más grande de la comarca, 42 puestos, tras el de Collado Villalba. Becerril, El Escorial, San Lorenzo y Guadarrama también contaban con mercadillos una o dos veces por semana.
La ‘movida’ nocturna
Las noches eran otro atractivo para los veraneantes, sobre todo entre los más jóvenes. Sacar a los bares de copas del centro y ubicarlos en la periferia, fue una buena idea, siendo pionero en esto el municipio de Alcorcón con su famosa ‘Costa Polvoranca’. Este polígono llegó a albergar en 1992 más de 50 locales que en sus mejores noches que concentraban a más de 15.000 personas. Pero los problemas no tardaron en aparecer: vomitonas, desafueros entre los jóvenes, ajustes de cuentas... ‘Costa Polvoranca’ murió tras el asesinato de Ricardo Rodríguez, un vecino de Alcorcón de 20 años de edad, a manos de un grupo de ‘cabezas rapadas’. Y así, mientras la ‘Costa de Alcorcón’ iba extinguiéndose, la de Collado Villalba (33.600 habitantes por entonces) se ponía de moda. Miles de jóvenes se agolpaban los fines de semana en un veintena de ‘garitos’ levantados junto a la Vía de Servicio de la N-VI, destacando entre ellos Pachá, Testa, Sydney, Boss, Porche... El Ayuntamiento pese a reconocer que esta zona provocaba problemas al tráfico y mucho ruido, la mantenía e incluso lo promocionaba porque “Viene gente de toda la Sierra, incluso de Madrid. ‘Costa Villalba’ “se ha convertido en un lugar de moda para el disfrute de las noches estivales”, decía la concejala Carmen Rodríguez. Sin embargo poco a poco fue creando muchos conflictos, sobre todo de inseguridad ciudadana, accidentes de tráfico, peleas, etc, lo que supuso un incremento de efectivos policiales tanto por parte de la Policía Local como de la Guardia Civil.
Viendo que el asunto se les iba de las manos, el Ayuntamiento publicó ese mismo verano un bando en el que pedía a los comercios y locales de copas que pusieran en orden sus licencias de apertura: “Impondremos sanciones si en un plazo de dos meses estos locales no han regularizado su situación” dijo Carmen Rodríguez, justificando esa medida en que “Villalba está ya saturada de este tipo de establecimientos, de ahí que ahora sea bastante complicado lograr una licencia para abrir un nuevo local”.
Edificio Europa
Y de la Costa (N-VI) al centro del municipio, concretamente al Edificio Europa (Travesía de Bailén), que a principios de los años 90 empezó a inundarse de bares, minidiscotecas, pubs... Toda la movida nocturna se concentró entre la avenida de Batalla de Bailén y la ahora Avenida de Juan Carlos I, donde los fines de semana se congregaban cientos y cientos de jóvenes de toda la Sierra para pasar una noche por todo lo alto. De que así fuera se encargaban Plató, Stadio, Chelsea, Topete, la Guarida, Borsalino y otros muchos ‘garitos’... Ambiente a tope, música moderna, muchas risas, rostros conocidos que gustaban de poner aquí el punto y seguido a sus noches de verano. Lo malo era que a las tres de la mañana había que echar el cierre, pero la fiesta no terminaba ahí y de ello se encargaban ‘Van Vas’, Joker, La Bruja, la Sal o la Frontera en Villalba-Pueblo.
Ante la presión de los vecinos, en enero de 1996 el Ayuntamiento precintó la primera planta del Edificio Europa (11 bares de copas), poniendo con ello el punto y final a un ‘invento’ que desde el principio no parecía tener un gran futuro, dada su ubicación, pero que dejó huella en las generaciones de jóvenes de finales del siglo pasado. “Fue bonito mientras duró”, nos dijo uno el propietario de un pub que aguantó abierto casi hasta el final.