Desmadres urbanísticos en la Sierra (IV)
Valdemorillo: La Candelaria otra vez en ‘candelero’
El Tribunal de Cuentas detecta irregularidades en los pagos a la concesionaria de la plaza de toros
viernes 15 de abril de 2016, 09:20h
La plaza de toros de La Candelaria (Valdemorillo) es uno de los mejores exponentes del ‘boom’ de la construcción en la Sierra del Guadarrama. Según publicaba la revista Interviú (19 de marzo de 2007), la construcción de la misma “ha sido una operación más que rentable para Edisan, empresa perteneciente al grupo Inmobiliario San Román. Por levantar el coso -según esta publicación-, la constructora que preside José Antonio San Román ha obtenido pingües beneficios en forma de terrenos municipales permutados a un precio muy inferior a su coste real, además de la explotación de la plaza durante 25 años, el doble del plazo inicialmente pactado con el Ayuntamiento. Así lo denunció la concejala Carmen Villanueva, cabeza de lista del partido independiente PIValde, tras presentar una querella contra la alcaldesa, Pilar López Partida [de la que después sería socia política desempeñando el cargo de vicealcaldesa], por presuntas irregularidades en la adjudicación a Edisan de la construcción y explotación de este coso taurino”. La denuncia fue presentada el 26 de enero de 2007, en un juzgado de San Lorenzo de El Escorial.”
Una operación polémica
El concurso para la construcción de la plaza de toros de Valdemorillo se llevó a cabo en el año 2002. “El pleno del Ayuntamiento aprobó las bases para que este recinto se construyera a cambio de la permuta de una serie de terrenos de propiedad municipal, algunos de ellos situados junto al casco urbano y, otros en las afuera de una población de 10.000 habitantes. La adjudicación de la misma recayó en Construcciones Edisan, lo que provocó grandes críticas a la alcaldesa, Pilar López, sobre todo por permitir que se construyera la plaza sobre un terreno dotacional deportivo, donde hasta entonces había estado el campo de fútbol, lo que obligaba a trasladar este recinto a la dehesa municipal, un suelo no urbanizable protegido.
En uno de los terrenos permutados, la constructor debía edificar una residencia de ancianos y un centro día que, curiosamente, serían de gestión privada. Edisan cifra en 2.581.305,74 euros el precio de la construcción de la plaza y el Ayuntamiento valora en 2.403.598,48 euros el coste de los terrenos municipales objeto de la permuta, lo que suponía un desequilibrio de 177.715 euros a recompensar a la constructora. Para solucionar este desfase, el Consistorio adjudica a Edisan dos nuevas parcelas tasadas en unos 450.000 euros, pero como el valor excede del supuesto desequilibrio (177.715 euros), el Ayuntamiento obliga a la empresa a realizar unas obras de urbanización a través de otro convenio y sin posibilidad de que concurrieran al mismo otras empresas, tal como denunció la concejala de PIValde, Carmen Villanueva que, además, señaló que con ello se volvía a beneficiar a Edisan “porque el valor que se le da a los terrenos permutados es ‘ridículo’ lo que conlleva una clara pérdida patrimonial para nuestro pueblo. Prueba de ello, añadió la edil, es la valoración realizada por los técnicos municipales que barajaron cifras de entre 60 y 165 euros el metro cuadrados sobre los terrenos permutados en el casco urbano, cuando estos mismos técnicos, con posterioridad, valoraron en 533 euros/metro cuadrado otros terrenos situados a las afueras del pueblo”.
En el año 2006, según la revista Interviú, en un pleno extraordinario celebrado con carácter de urgencia por el ayuntamiento, la constructora Edisan que, además de la plaza de toros había construido un conjunto de viviendas sociales muy cercanas a la misma, consiguió que el Ayuntamiento ampliase el plazo de la concesión de la explotación del coso taurino a 25 años, en vez de los 12 años iniciales, sin dar opción a otras empresas a concursar en el mismo. La concesionaria consiguió mantener el control de la plaza de toros y, a cambio, se comprometió a construir un museo taurino y habilitar una sala para autoridades. Además, la constructora logró quedarse también con la obra de la cubierta de la plaza pese a que Edisan, cuando se aprobó este expediente de contratación, carecía del grado de exigencia de categoría (B) para poder acometer dicha obra. El Ejecutivo local, presidido por Pilar López, cifró dicho cerramiento en 1.562.000 euros y el concurso quedó desierto. Los responsables de la constructora justificaron su ausencia en que el presupuesto de dicha obra era muy bajo. En un nuevo pleno extraordinario (marzo de 2006), el Consistorio bajó la categoría de la constructora de B a C y elevó el presupuesto a 2.302.600 euros y Edisan se quedó finalmente con la adjudicación del techado de la plaza. Se calcula que el precio final de la construcción de la plaza de toros de La Candelaria, nombre impuesto por el grupo San Román, cuyo aforo ronda los 6.000 espectadores (similar al del coso de Moralzarzal), aunque inicialmente era de 2.581.308,74 euros, superó los seis millones, cifra a la que hemos de añadir los casi dos millones y medio que costó la obra del techado de estas instalaciones
Tribunal de Cuentas
El 15 de julio de 2015, el Tribunal de Cuentas hizo público el informe correspondiente al año 2013, relacionado con la gestión de varios ayuntamientos de la zona Noroeste de Madrid, entre el que se encontraba Valdemorillo, basado en transferencias corrientes o subvenciones. En lo que respecta a este municipio, el análisis de las operaciones por dichos conceptos ascendían a 1.385.047 euros, repartidos en cantidades muy dispares , como subvenciones a la Asociación de la Tercera Edad, a la Mancomunidad de Servicios Sociales, a las Escuelas Infantiles, al Polideportivo Municipal, a la Escuela de Música y Danza, al transporte público y, cómo no, a los festejos taurinos. Gran parte de las partidas analizadas, según la Cámara de Cuentas, estaban llenas de irregularidades, lo que supuso un tirón de orejas para el anterior Ejecutivo, presidido por Pilar López Partida y también para el interventor accidental.
Al respecto ,el Partido Anticorrupción de Valdemorillo hizo algunas puntualizaciones sobre las subvenciones concedidas en 2013 a los festejos taurinos de esta localidad, asegurando que se había incumplido el número de corridas de toros fijadas en el mismo; que no se pagó la subvención al adjudicatario de la plaza de toros sino a otra empresa creada ‘ad hoc’ para soslayar los problemas que el titular de la misma (Construcciones Edisan S.A.) tenía al estar en concurso de acreedores y lo que esto podía suponer judicialmente. Los primeros pagos presuntamente irregulares los realizó el ejecutivo formado por PP-PIValde, a Equltauro, empresa de Tomás Entero, siendo esto aceptado por el interventor accidental del Ayuntamiento. Los pagos se llevaron a efecto en los años 2013, 2014 y, posiblemente, en 2015.
También la Cámara de Cuentas detectó que no estaba justificado el pago de 100.000 euros de subvención anual al concesionario, más cuando el contrato señalaba que el importe era de 78.132 euros/año. Es decir, que por este concepto, se habían pagado 21.868 euros más cada ejercicio sin justificación alguna. Pero aún hemos de decir más: los pagos no solo se hicieron en el año 2013, sino que al parecer ha sido una constante durante una década, es decir, entre los años 2004 y 2014, lo que caso de ser cierto supondría un perjuicio económico considerable para las arcas municipales (se hablo de medio millón de euros), cifra lo suficientemente significativa para plantear una denuncia, vía penal, ante los Tribunales de Justicia.
“También hemos de significar -decía el Partido Anticorrupción de Valdemorillo-, que en ningún momento se ha suspendido el contrato de adjudicación de la plaza de toros, firmado por el Ayuntamiento y la constructora Edisan (ahora en concurso de acreedores), de ahí que en los dos últimos ejercicios el pago de la feria lo haya podido percibir Equltauro, lo que evita que el administrador concursal de Edisan se entere de lo que estaba sucediendo, algo que a simple vista parece ilegal, sobre todo si el adjudicatario de la plaza se ha embolsado, como se dice, cerca de 250.000 euros en concepto de IVA.
Futuro incierto
Con Pilar López Partida en la oposición tras no sacar mayoría absoluta en las elecciones celebradas el pasado 24-M, el futuro de la plaza de toros de Valdemorillo, al menos a día de hoy, es una verdadera incógnita. Algunos rumores apuntan a que José Antonio San Román, propietario de Edisan, quiere delegar la explotación de este recinto taurino a favor de su socio Tomás Entero (Equotoro), una cesión que oficialmente no podría llevarse a cabo dado que el propietario legal de la plaza es el Ayuntamiento, quien sí está capacitado para resolver el contrato en base a los incumplimientos habidos hasta la fecha y sacarlo de nuevo a concurso y, sobre todo, por la situación judicial en la que se encuentra la empresa adjudicataria, inmersa desde el año 2008 en un concurso de acreedores que supera, con mucho, los cien millones de euros. Obviamente deberá ser el consistorio local, ahora presidido por Gema González de Progresistas de Valdemorillo y el administrador concursal los que deben pronunciarse al respecto, pues no debemos olvidar que fue el Tribunal de Cuentas el que detecto hace dos años las irregularidades mencionadas, señalando que el dinero de la subvención debe ir a Edisan y no a otra mercantil.
Los vecinos de este municipio, cansados ya de tantos tejemanejes, califican esta plaza de toros de fría, desangelada, mal iluminada, añadiendo que en las corridas de toros que ahí se celebran, sobre todo en otoño y en invierno (Fiestas de San Blas), hace mucho frio por las bajas temperaturas, pues aunque dicen que hay calefacción en su interior, nunca se enciende debido a que el coste de los generadores es muy alto . “Puestos a pasar frío -dicen- casi sería mejor que no existiera la multimillonaria cubierta, pues con ella la plaza ha perdido la alegría de antes, sobre todo, cuando salía el sol.
Pero aún hay más: también se dice que Edisan ha reclamado al Ayuntamiento 6.500.000 euros en concepto de deuda pendiente por la construcción de dicha plaza, al no haberse consumado la compra de algunas de las parcelas permutadas entre esta empresa y el Ayuntamiento. Por todo ello la conclusión final no es otra que: un mal negocio, una pésima gestión con más sombras que luces y mucho derroche en torno a una operación millonaria cuyo final es una verdadera incógnita para todos los valdemorillenses.