‘Refugiados’ en los ayuntamientos
Oscar Beltras
lunes 21 de septiembre de 2015, 10:10h
Refugiado: “Persona que a consecuencia de guerras, revoluciones o persecuciones políticas, se ve obligada a buscar refugio fuera de su país”; RAE dixit. Refugiar: “Acoger o amparar a alguien, sirviéndole de resguardo y asilo”; de nuevo RAE dixit.
Paradojas de la vida, Luis Maestre, padre de la teniente de alcalde de Madrid, Rita Maestre, no responde a la primera definición, en tanto que es un español que no huye ‘de revoluciones o persecuciones políticas’, entre otras cosas, porque no acude a misa, dado que en dicho caso, sería perseguido domingas al aire, por su misma hija o cualquier otra ‘revolucionaria’ de FEMEN.
A pesar de ello, Rita, su querida retoña, ha tenido a bien “acogerle, ampararle, sirviéndole resguardo y asilo”. Resguardo y asilo pagado por todos los ciudadanos de Madrid, pues ha sido designado subdirector general de Atención al Contribuyente de la Concejalía de Hacienda del Ayuntamiento de la capital. Investidura larga, pero rentable.
Paradoja de la vida, don Luis Cueto Álvarez de Sotomayor, tampoco responde al enunciado de Refugiado; no obstante, la alcaldesa de Madrid, a la sazón, su tía, le ha nombrado presidente de la Junta Rectora de Ifema, “acogiéndole, amparándole y sirviendole resguardo y asilo” al calor del bolsillo de todos los ciudadanos de Madrid. Otra que tampoco responde al axioma de refugiada es doña Irene González Martínez, pero su marido, el concejal Pablo Soto, otra vez de la Villa de Madrid, no ha dudado ni un instante en “acogerle y ampararle” a costa del presupuesto de la sufrida metrópoli, en otro carguito ad hoc.
Paradojas de la vida, no me consta que Adriá Alemany o Vanesa Valiño sean refugiados. El primero es el marido Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, y la segunda, ‘compañera’ del primer teniente de alcalde de la misma urbe. Sin embargo, ambos han sido dadivosamente “acogidos y amparados”.
Seguro que todo son bonitas coincidencias familiares y el nepotismo no ha tenido nada que ver. En cualquier caso, a primera vista, a no ser que los munícipes catalanes lo remedien, Madrid resulta más generosa con la ‘parentela refugiada’ que Barcelona.
Por limitaciones puramente de espacio, no he investigado ni transcrito las posibles paradojas de la vida que pudieran estar ocurriendo ahora en otros consistorios, como los de Valencia, Santiago de Compostela, La Coruña, Cádiz, Pamplona, Sevilla u otros de similar pelaje. En cualquier caso, y ante la magnitud del asunto, Podemos y sus ‘marcas grises’, han montado un Comité de Urgencia cuyo único objeto es “desarrollar un plan alternativo de colocación” ante la apremiante avalancha de familiares que se avecina en los diversos ayuntamientos españoles. Ya saben, ‘refugiados’ quienes no respondiendo al enunciado, “son acogidos y resguardados de la guerra y la revolución”, que supone buscar trabajo por uno mismo... ¡Olé con la solidaridad!