La ‘purga política’ de la alcaldesa de Alpedrete

Uizás a muchos les haya sorprendido la noticia sobre la crisis del Partido Popular de Alpedrete que este periódico destapó la semana pasada: a mí no.

Desde que en el año 2011 la actual alcaldesa y candidata realizó el reparto de competencias de su Equipo de Gobierno, comenzó el ruido de sables. Su decisión de dejar al concejal de Seguridad sólo con el área de Urbanizaciones inició el camino que culminará el próximo 24-M con el fracaso en las urnas de una forma de gobernar, autoritaria y déspota, que siempre ha mantenido los ojos cerrados y los oídos tapados ante los problemas reales de los alpedreteños.

Desde entonces venimos escuchando la posibilidad de que tanto el mencionado edil como otros compañeros abandonasen el PP y se enrolasen en otros partidos, o incluso se creara uno nuevo, repitiendo lo que ya sucedió hace cuatro años en Guadarrama. Y todo esto por qué, se preguntarán ustedes. Sencillo: no querían una candidatura ‘supuestamente corrupta’ -digo esto para evitar denuncias innecesarias- porque hay que recordar que la actual alcaldesa y candidata popular en los comicios del 24-M, Marisol Casado, está imputada por prevaricación: “Enchufar supuestamente a dedo a un familiar y a otro más que ‘casualmente’ fue recolocado posteriormente en la empresa de limpieza que trabaja para el Ayuntamiento”.

Parece que a día de hoy el ‘combate’ lo ha ganado la alcaldesa y tras hacerlo ha aplicado el viejo criterio de “Roma no paga a traidores”, ‘cargándose’ a cinco de sus ocho concejales, primer teniente de alcalde incluido; ‘traidores’, no olvidemos, que han permitido con su silencio y su voto, por ejemplo, privatizar el polideportivo municipal haciendo que sea 500.000 euros más caro al año para las arcas municipales, o ‘regalar’ por 1.200 euros anuales, durante 20 años, unos aparcamientos ya pagados con los impuestos de todos los vecinos de Alpedrete.

No podrá decir tan ilustrísima señora que es por falta de capacidad o trabajo de los ‘suyos’, porque eso supondría pegarse un tiro en el pie de su bastón de mando y... ordeno. Quizás nos venda que es renovación, que es aire fresco, que son ideas nuevas, pero en realidad todo Alpedrete sabe que es simplemente una represalia contra los ‘infieles’. ¿Infieles por atreverse a opinar que una alcaldesa ‘supuestamente corrupta’, y me atrevería a aventurar que, en breve, inhabilitada, no era la mejor opción para mantener un gobierno que en cualquier caso perderán?
Se da la casualidad de que entre los concejales que sí repiten está al que dejó solo con la competencia de ‘Urbanizaciones’. Mucho no debía confiar en él al otorgarle únicamente esa responsabilidad cuando en el Grupo Popular hay otros con incluso cuatro competencias distintas y, si me lo permiten, de mayor relevancia política y de gestión. ¿Y ahora sí confía en él? ¿O es que el susodicho, al ver que no contaba con apoyos para desbancarla, se ha cambiado de bando? O lo que es peor, ¿es que ella no tenía los apoyos suficientes para hacer lo que finalmente ha hecho?
Sinceramente espero, por el bien de Alpedrete, que nuestros vecinos sean capaces de discernir entre los que piensan en la gente, en sus necesidades y sueños, y los que sólo se miran al ombligo a la hora de ‘hacer política’.