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La crisis en el Partido Popular de Guadarrama, aún más grave cuando quedan seis meses para las elecciones

lunes 22 de diciembre de 2014, 13:32h
Cuando queda medio año para las elecciones municipales, la división que desde hace tiempo era un secreto a voces en el Partido Popular de Guadarrama se ha hecho aún más evidente tras lo ocurrido en el pleno celebrado este lunes. Dos de las ediles de este grupo, María Rodríguez y Elena Lázaro, rompieron la disciplina de voto para apoyar los presupuestos municipales presentados por el Ejecutivo que preside Carmen María Pérez del Molino (APPG). Curiosamente, hace un año no hubo fractura: los seis ediles ‘populares’ respaldaron las cuentas, sin que desde entonces se haya registrado un cambio sustancial en la situación económica del Ayuntamiento, ya que el Plan de Ajuste es el mismo que existía hace 12 meses. Sin embargo, la próxima cita con las urnas está ahora a la vuelta de la esquina y con toda probabilidad el Partido Popular ha querido marcar distancias con la formación de la alcaldesa, quizá con la ‘esperanza’ de que el rechazo a las cuentas hubiese impedido al Equipo de Gobierno afrontar el año 2015 con unos nuevos presupuestos, sino que habría tenido que prorrogar los del presente ejercicio.

Pero más allá de las especulaciones y de las matemáticas de la política municipal -que están muy lejos de ser una ciencia exacta-, lo cierto es que la crisis que el Partido Popular sufre desde hace cuatro años está muy lejos de superarse. Es más: no sólo no ha mejorado su situación, sino que a día de hoy la división es más grave. Sobre la mesa están las acusaciones de candidatos impuestos, sedes cerradas a los vecinos e injerencias desde Madrid. Pero sobre todo está la constatación de que el PP local se ha ido alejando progresivamente de sus bases para encerrarse en una especie de ‘burbuja’ que le pone cada vez más lejos de sus potenciales votantes. La crisis que estalló hace cuatro años dio paso, como en tantos otros municipios, a la creación de un gestora, pero es un hecho que el trabajo realizado desde entonces ha sido manifiestamente mejorable.

No muy lejos, en El Escorial, se vivió en 2003 una situación parecida -aunque las circunstancias fueran diferentes-, poniéndose al frente el ahora presidente de la Asamblea de Madrid, José Ignacio Echeverría. Desde el primer momento la voluntad que dominó el trabajo del PP escurialense fue la de estar cerca de los vecinos, retomar el contacto con la calle, cerrar heridas y recuperar el gobierno, contando en primer lugar con los afiliados locales, que son los que a fin de cuentas mejor conocían la realidad del municipio, lo que no implica que no existiese una ‘tutela’ desde el partido a nivel regional. ¿Se puede decir lo mismo en Guadarrama? Con toda seguridad, no, porque se ha optado por un modelo distinto. El PP de El Escorial llegó unido y decidido a ganar en las siguientes elecciones, como así ocurrió, mientras que en Guadarrama, a seis meses de los comicios, hablar de unidad y de un proyecto común resulta una absoluta utopía.
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