Un Galapagar temible, un Villalba crítico
jueves 27 de noviembre de 2014, 23:41h
Un Galapagar temible, un Villalba crítico. El uno lanzado hacia la élite de la liga, el otro nuevamente deprimido por un bache que esta vez ha traído consecuencias en el banquillo, con la dimisión de Miguel Ángel Hernández. Dos puntos separan al uno del otro, pero llega por delante el teóricamente débil, a un derbi con papeles cambiados. No es descabellado decir que el Galapagar es favorito para el gran duelo de este domingo -Ciudad Deportiva, 11:45 horas-, para el que se anuncia un entradón a beneficio de la Fundación Apascovi. Y conviene recordar que ningún otro equipo serrano había visitado al Villalba en tales condiciones, desde el Cercedilla de principios de siglo.
Crisis villlabina
Cuando Miguel Ángel Hernández confirmó su dimisión este martes, después de la disuasoria goleada encajada en Moratalaz (4-1), el entrenador apeló a la Ley de Murphy: “Si algo va mal, todavía puede ir peor”. El CUC Villalba empezó la temporada con 23 fichas en el primer equipo, para acabar jugando ese día con dos juveniles. Demasiado para un entrenador que ya vivió una situación similar el año pasado en Tercera División, cuando el descenso de los 45 puntos y el inicio de las críticas en el entorno. Este año, el CUC Villalba, que él dice haber diseñado “en un 90%”, tiene abiertas las costuras con ocho bajas, todas ellas de minutos en el once. La lista es ésta: Ismail, Alberto Olalla, Javi Hernández, David y Álex Seidel, lesionados; Fabio, renqueante aún de su problema muscular, pero dipsuesto a forzar para jugar unos minutos; Guille Fernández, fuera de la circulación por una polémica sanción de diez partidos; y Fer López, de viaje de estudios pactado de antemano con el club este verano. La traducción es que el CUC Villalba afronta la cita sin delanteros del primer equipo, salvo que Seidel se recupere a última hora, y sin los medios centros en torno a los cuales se contruyó el equipo. Una tormenta perfecta que sumar a las malas sensaciones del ya ex técnico: “Es un grupo maravilloso, pero igual no he sabido sacar el 100% a los jugadores ni dar con la tecla.. Mejor echarse a un lado para ver si así se puede reaccionar”, dijo Miguel Ángel Hernández en su despedida. La delicada situación la lidiará Nacho Benito, que fuera segundo en la etapa gloriosa de David Gordo, un hombre con trayectoria en la casa desde muchos puestos, perfecto conocedor de las características de cada jugador, y en todo este tiempo asumiendo un segundo plano que quizá ya no pueda esquivar si este lunes la directiva apuesta por que siga hasta final de temporada. “Hoy es nuestra primera opción”, se ha llegado a deslizar. Será Nacho Benito quien diseñe el once de circunstancias que va a presentar el Villalba ante un Galapagar que “está muy bien físicamente”, y quien resuelva una de las claves, la de frenar a Kiki. Su posible pareja de baile, Linares, ya vio en directo cómo el Aravaca diseñó su plan defensivo en El Chopo en base a atar en corto al hábil extremo arlequinado.
El gran estado de forma de Kiki refleja en parte el del Galapagar, que llega pletórico a la Ciudad Deportiva, tras siete jornadas sin perder, en las que ha sumado 17 puntos de 21 posibles, y emitiendo señales muy distintas a la de su rival, escenificadas en el durísimo partido que tuvo que levantarle al Aravaca. Esa tarde mostró de qué pasta está hecho este Galapagar, capaz de sobreponerse sobre la marcha a las lesiones del meta Gonzalo y el central Juanito, y de tapar las ausencias de su máximo goleador, Quique Casado, y dos centrocampistas clave, como Fernando y Raúl Blanco. A excepción del capitán, todos son recuperables para un derbi que nadie se quiere perder, en especial los ex del CUC Villalba. El entrenador, David Muñoz, otorga al partido el valor que merece un derbi de estas características: “Para nosotros es una fiesta. Hace mucho tiempo que no pisamos el campo del Villalba y tenemos ganas de ir y hacerlo bien“. Nacho, el pulmón de la reacción ante el Aravaca, dice que “es de los partidos que gusta jugar”, y toda la plantilla espera un respaldo masivo en las gradas, donde se espera una nutrida presencia de galapagueños. Un aroma a derbi que, por cierto, el CUC Villalba lleva años sin experimentar y que el Galapagar conoce muy bien del año pasado en Primera, cuando jugó ocho.