La reforma que quiere ‘ZPedro’
M. Molares
jueves 27 de noviembre de 2014, 23:02h
Esta Constitución española de 1978, a la que muchos quieren destruir sin explicar siquiera qué se ganaría con otra, seguirá manteniéndose con mínimas reformas como una de las más avanzadas de todas las democracias.
Pero el nuevo líder socialista, Pedro Sánchez, quiere romper su espíritu para apaciguar, supongo, a los independentistas catalanes, dándoles todas las atribuciones en lengua y cultura, que quedarán casi ‘blindadas’ como si fueran los tanques de los que se apropió Alemania en el conflicto étnico de los Sudetes en el año 1938.
Lo que quiere Sánchez, a quien algunos socialista comienzan a llamar ‘ZPedro’, es que frente a la idea de “españolizar a los niños catalanes” del ministro José Ignacio Wert, se les catalanice tanto que la Generalitat les imponga un mayor aislamiento impidiéndoles, a ellos y a toda la sociedad, crear o recibir cultura española. En su mansedumbre, ‘ZPedro’ quiere entregarle los Sudetes a los nacionalistas, mientras estos se ríen de él como también lo hizo el cabo Adolf Hitler del por entonces primer ministro británico Arthur Neville Chamberlain.
Aldeanización
En la explotación de la frase del ministro Wert, y como obedeciendo a una consigna, se calla que éste también había añadido “...y catalanizar a los niños españoles”. Ojalá todos se ‘catalanizaran’, ‘asturianizaran’, ‘andalucizaran’, ‘galleguizaran’, etcétera, porque lo grave es que ahora se están ‘aldeanizando’ al estudiar sólo su vecindario regional, haciéndoles creer que sus pueblos son el centro del universo.
En realidad, la mayoría de las propuestas del Partido Socialista para reformar la Constitución de 1978 fueron elaboradas antes por Alfredo Pérez Rubalcaba: sus 14 puntos, expuestos en 23 páginas, pueden extraerse de la web del partido, y son genialidades casi todas fácilmente aceptables por los demás partidos.
Propone la monarquía y su herencia sin distinción de sexo, no afronta la injusticia de las ventajas fiscales vasca y navarra, y añade derechos civiles imposibles de realizar, como sanidad, vivienda y subsidios para todo aquel que pise terreno español, con toda África diciendo ‘Podemos conseguirlo’.