Podemos y el futuro electoral de IU
Honorio Feito
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Ala izquierda le ha salido un grano. La irrupción de Podemos en las pasadas europeas y los resultados obtenidos han sido como la aparición de un fantasma para los partidos más a la izquierda de la propia izquierda. Hoy los analistas vaticinan la probable desaparición electoral de IU. Y el sector más a la izquierda del PSOE también está en peligro. Para más ironía, el líder de Podemos se llama Pablo Iglesias, como el fundador del Partido Socialista.
Es evidente que, perdido el discurso, en este mundo globalizado donde las ideas han dejado paso a los pactos, donde la raíz ideológica que debe inspirar cualquier movimiento social se ha visto suplantada por el desparpajo de laboratorio (laboratorio de partido político, claro), el discurso de Podemos, que yo mismo he calificado de demagógico, es como un retorno a los inicios. Resulta en cierto modo evidente que una vuelta a los orígenes no tiene sitio en este mundo mercantilizado, pero a Podemos le ha dado resultado hasta el momento. Así pues, estamos asistiendo a un espectáculo curioso en los medios de comunicación para hacernos a la idea de que Podemos puede llegar a ser, en la persona de su dirigente Pablo Iglesias, inquilino del Palacio de la Moncloa en un futuro más o menos cercano. Como no soy adivino no me voy a pronunciar al respecto, pero sí quiero llamar la atención ante el mensaje alarmista de algunos prestidigitadores de la comunicación que inyectan, un día sí y otro también, unas dosis de inestabilidad mental en el sosiego colectivo de los españoles.
Desde luego si a alguien le ha hecho daño la llegada al escenario político de Podemos es, que se sepa, a la izquierda. Ha barrido su discurso y, además, la ha sonrojado -no es coña-. Para un militante de izquierdas, la posición aburguesada de los representantes de sus partidos es como una traición, y eso es lo que ha hecho Podemos: señalar con el dedo las conductas y comportamientos en los que han caído los que se dicen representantes de la izquierda, instalados en la ‘Casta’.
Por otro parte, yo no creo que ser de derechas -¡qué término más gastado!- sea condenable. Para empezar, lo que debería ser el programa político de los partidos de derechas es tan válido como el otro; otra cosa es la gestión y cómo se realiza esa gestión. Estoy convencido de que muchos de los votantes del Partido Popular en las ultimas generales no aprueban la gestión realizada por Mariano Rajoy. La diferencia es que la derecha, al contrario que sus oponentes, no se ha regenerado en un partido con desparpajo y ha irrumpido en el panorama político con fuerza, como ha ocurrido al otro lado de la cancha. Y para más desesperación de la prestidigitación de los medios, de cuyas chisteras ya no salen conejitos blancos para gozo del espectador, Rosa Díez no parece dispuesta a dar su brazo a torcer en lo que se refiere a un pacto con Ciudadanos, que podría dar un soplo de vida a todo este desgastado panorama.