Progresismo y capitalismo

Desde el día cero -el 25 de mayo pasado, una fecha que quedará-aquí todo está cambiando a velocidad de vértigo desde la Jefatura del Estado hasta el principal partido si de historia se trata -y de poder, aunque no esté gobernando-, incluyendo la izquierda, que es la que manda salvo paréntesis como suspiros. Apenas el PP permanece impertérrito. Quizá se considera padre del capitalismo, así que todo movimiento pasa por ellos. La mera quietud sería velocidad de vértigo frente a las carreras despavoridas y en mil sentidos del resto. Obviamente no es así. Desde hace ahora un siglo, desde que los partidos socialistas europeos -cada uno en los parlamentos de sus respectivos países- votaron los presupuestos de guerra del brazo de los partidos burgueses y se lanzaron a sangre y fuego contra los hermanos proletarios de las naciones vecinas, desaparecieron como tales y se convirtieron en cogestores del capitalismo. Vamos, que el PP no tiene ahí ningún monopolio. Ni el PSOE sobre la izquierda. De aquella nacieron los partidos comunistas. Ahora renacen. Es inútil apelar al miedo porque más cornás da el hambre que el ‘Che’ Iglesias.