- Viernes 7 de febrero. Novillada Picada. Tres cuartos de entrada (gratis para empadronados). Novillos de Prieto de la Cal, de pelo jabonero -hasta el sobrero 6º-. El 5º, también protestado, debió ir para atrás. Justos de presentación y terciados. Mansos, descastados, sin raza, vacíos y de nulas posibilidades. El 4º fue el menos malo. César Valencia, silencio en los dos; Daniel Crespo, silencio y palmas y José Antonio Barreiro, silencio en los dos.
- Sábado 8 de febrero. Corrida de Toros. Más de media plaza. Toros de Luis Algarra, presentados en escalera, muy desiguales de tipo, dentro de una aceptable presencia en general. Desde un acaballado y feo 5º, al basto 1º pasando por el precioso 4º. Faltos de poder, medidos de raza y sin fuerza. De puntas astigordas. Duraron poco. 2º, con clase pero sin fuerza. 4º, bueno mientras duró. Manuel Escribano, saludos desde el tercio y dos orejas; David Mora, oreja en ambos y Arturo Saldívar, silencio en los dos.
- Domingo 9 de febrero. Corrida de Toros. Dos tercios de entrada. Astados de Ana Romero, bien presentados, con trapío, rematados, serios, con un punto dispar. De muy variado e interesante comportamiento. 1º vigoroso y enrazado. 5º, encastado. 6º, con poder. 2º, bueno pero a menos. Javier Castaño, saludos y saludos; Paulita, vuelta y dos orejas y Manuel Escribano, silencio y leves pitos. Excelente la cuadrilla de Castaño, que saludó en 1º y 4º. David Adalid y Fernando Sánchez en banderillas y Marco Galán en la brega.
Antonio Gaspar Paulita, Manuel Escribano y David Mora fueron los nombres propios de la feria de Valdemorillo. Conviene matizar que los triunfos no fueron idénticos y no todos no tuvieron el mismo peso. Paulita sorprendió y realizó la actuación más contundente del abono, reivindicado ser un torero de clase al que las empresas deberían dar más oportunidades.
Manuel Escribano también tuvo una gran actuación en la corrida del sábado, ganándose la sustitución de Alberto Aguilar en el festejo del domingo, aunque en esta ocasión no se mostró al mismo nivel. El mismo torero pero con dos caras.
Capítulo ganaderoEl aspecto ganadero estuvo por debajo del pasado año, pero aún así hay que destacar el interesante comportamiento de los santacolomas de Ana Romero, que llevaron la emoción al tendido en la corrida que puso broche al serial.
El encierro de Luis Algarra no tuvo fuerza, la raza muy contada y a los astados les faltó bravura. La nobleza, si no va acompañada de otras virtudes, no sirve para nada. Lo de Prieto de la Cal fue la crónica de una muerte anunciada: un fiasco con novillos muy malos.
La feria tuvo aspectos destacados y sobre todo en las corridas de toros se vivieron momentos de brillantez. Frío siberiano fuera del coso, pero dentro de la cubierta se gozó de buen ambiente y de agradable temperatura. El público respondió llenando más de medio aforo la plaza de La Candelaria, una asistencia positiva en los tiempos que corren.
Escribano por partida dobleFinalmente Manuel Escribano hizo doblete en la feria. El sábado, con los Algarras, se entregó y desplegó toda su artillería. En cambio, el domingo entregó la cuchara y su imagen fue muy distinta. Habrá que dar tiempo a que se recupere del todo, ya que ha salido de un grave percance.
El sábado se fue a recibir de rodillas a sus dos toros , banderilleó con exposición y con la muleta estuvo comunicativo y dando todo de sí. Fue una reaparición por todo lo alto. Desorejó al cuarto. Garbo y variedad con la capa. Un par de banderillas por los adentros y al quiebro fue el punto de explosión por su gran mérito. La faena del sevillano fue técnica y templada ante un toro que se fue apagando. Siempre dispuesto, firmó una gran tanda con la izquierda, que fue la mejor. Tumbó a su oponente de un soberano espadazo que le valió el doble trofeo. Al descarado y rabón de apertura de corrida también le puso ganas. El toro fue tan noble como feble, pero Escribano llevó a cabo una faena pulcra y sobria. Pinchó antes de la estocada definitiva, por lo que el premio se esfumó.
Orejas más festivalerasLe acompañó en la salida a hombros David Mora, que tapó mucho la sosería de su lote. El triunfo del madrileño tuvo menor entidad y las orejas fueron más festivaleras. La primera la conquistó por una faena limpia, donde dio algún tirón más de la cuenta, lo que provocó que el toro besara la arena una vez tras otra. Algún natural suelto tuvo buen dibujo, pero sobre todo se le concedió el trofeo por la rúbrica de una gran estocada. De similares parámetros fue la oreja paseada en el quinto. Otro toro sin raza y una faena de bien aprendido oficio, rematada de otra contundente estocada.
Sin suerte Arturo SaldívarEl lote más feo y descastado cayó en manos de Arturo Saldívar. Ante el primero sólo pudo dejar su sello en un prometedor y torero inicio de faena, pero luego el astado fue una borrega sin emoción. El mexicano puso tesón en el sexto, pero fue otra babosa con la que se estrelló. Además, no manejó la espada con seguridad.
De un palo opuesto fue el encierro de Ana Romero jugado el domingo. Bien rematado y comido, con punto dispar, pero de bella y fina estampa. Sin lidiarse ningún toro completo, el conjunto tuvo casta y transmisión. Cada ejemplar tuvo un argumento distinto. Variedad y emoción. El público estuvo muy metido durante toda la corrida.
Importante triunfo de ‘Paulita’ Paulita abrió la puerta grande. Prometedora actuación del torero maño. Las dos orejas las cortó al quinto, un toro enrazado y con duración. Le costó acoplarse, pero cuando lo logró y atacó conjugó dos series de derechazos de gran trazo y expresión. Tras unos airosos remates y una estocada caída, se llevó el doble trofeo. A su primero lo recibió con un majestuoso saludo de capa que tuvo gusto y un sello personal, fue el momento más artístico del serial serrano. El toro llegó con temple sobre el pitón izquierdo y el diestro aragonés consiguió algunos muletazos de calidad, sobre todo en los pases de pecho. Pinchó antes de cobrar una estocada y tuvo que conformase con la vuelta al ruedo.
Javier Castaño recibió sendas ovaciones. Su primero fue un toro con poder que acudió dos veces al caballo con alegría. Castaño lo lució, también lo hizo su afamada cuadrilla para luego llevar a cabo una faena que tuvo el prólogo de un buen comienzo rodilla en tierra. Hizo el esfuerzo ante un toro con casta y más toreable por el lado izquierdo, aunque se acabó pronto. El cuarto fue un toro más venido a menos al que Castaño le robó algunos muletazos estimables, asentado y con temple. Falló con los aceros y no pudo tocar pelo.
Manuel Escribano tuvo una actuación más desdibujada. Su primero tuvo sosería y Escribano estuvo un punto vulgar y con defectos técnicos. Hizo el esfuerzo yéndose a portagayola, aguantó estoico unos minutos interminables, pero el toro se le frenó. Banderilleó con decoro y su faena tampoco tuvo relieve. El astado de Ana Romero exigía y su faena no cobró nunca vuelo. Una tarde gris del sevillano.
Mala novillada de Prieto de la CalLa novillada de Prieto de la Cal hizo estrellarse a César Valencia, Daniel Crespo y José Antonio Carreiro en el festejo que inauguró la feria de Valdemorillo el viernes 7 de febrero. La elección de la ganadería fue una equivocación por barata que fuera, no era la más idónea para dar la oportunidad a tres novilleros. Ellos tampoco estuvieron bien, pero no debe servir de excusa para tapar el mal encierro que lidió este histórico hierro. Ni raza, ni fuerza, ni clase, ni movilidad, ni chispa, por no hablar de bravura dentro de un lote terciado y agradable de cornamenta. Con la espada estuvieron muy poco atinados, lo que provocó seis silencios. A César Valencia se le vio con más oficio que a sus compañeros, pero no logró lucir. Su primero fue imposible pero con el cuarto, que fue el menos malo hasta que se rajó, debió estar con más capacidad y recursos. Daniel Crespo evidenció mejores formas pero tampoco estuvo brillante. En el quinto puso más empeño, pero todo se desmoronó con el acero. A José Antonio Barreiro se le vio bisoño y con carencias técnicas. Más entonado con el sexto, pudo obtener mayor rédito de no haber fallado a espadas.
Lo mejor de la tarde fue la buena entrada que registró el coso, cercana a los tres cuartos. El festejo era gratuito para los empadronados.