Iván Vicente: “No sé hasta dónde puedo llegar; mi techo está muy alto”

Toreo de clase y sello. Con la sobriedad de los castellanos y la elengacia y clasicismo de los buenos diestros. Es Iván Vicente. El torero de Soto del Real, que vas mucho más allá de ser torero comarcal. Que nunca esto tuvo buen fuste. Espada reconocido, contrastado y esperado que tiene condiciones para explotar definitivamente. Dos veces estuvo en el camino y por distintas circunstancias quedó sin llegar. Eso no le le olvida. No es para menos. El pasado año 2006 volvió a escalar posiciones dejando patente el buen toreo que atesora. Las aficiones de Guadalara, Alcalá de Henares o Moralzarzal fueron testigos de la calidad de la que hace gala el diestro serrano. De la Sierra, aunque se le ningunee en muchas ocasiones y no se le cuide como merece. ¿Merece pérdese la afición de Colmenar Viejo a este torero que tantas alegrías les ha dado? En su querida Colmenar lleva años sin torear. Despachos y falta de sensibilidad... Una pena porque Iván tiene en sus muñecas un toreo para paladares exquisitos. Tiempo habrá. La suerte en estos casos es para el que la merece. Y también la gloria, porque además de sus dotes artísticas es buena persona y estas dos cosas en una figura del toreo no siempre se dieron la mano.

La entrevista la hacemos en “El Rincón Venta del Doblao”, en Soto del Real. Su pueblo. Y más concretamente en el rincón que lleva su nombre. Un paseo por su carrera recordando tardes señaladas y de triunfo. Merece visitarse. Palabra.

Iván, qué fotos tan bonitas las que pueden verse en este “Rincón de Iván Vicente” de lo que ha sido tu carrera hasta hoy...

Aquí se ve un poco reflejado lo que ha sido mi vida taurina hasta el día de hoy. Una carrera corta pero creo que bastante intensa. De estar toreando por la zona como novillero con la ilusión de querer llegar algún día a ser matador de toros y vivir ahora la realidad de torear en plazas de la importancia de Madrid o Barcelona. Haber podido triunfar creo que es algo soñado. Y sobre todo, seguir en esta línea.

Esta época invernal debe ser positiva para sacar conclusiones de la temporada pasada...

Esta época sirve para analizar las cosas: las buenas y las no tan buenas que pasan a lo largo de la temporada. Siempre hay cosas que corregir y mejorar, y es bueno reflexionar. El invierno es necesario para los toreros porque estamos más relajados, fuera de la presión continua de la temporada, y a mí me sirve mucho porque te cuajas como torero y como persona.

En breve comenzará la temporada con las primeras ferias? ¿Cómo se plantea este año?
Como cualquier otro, con muchísima ilusión. Haciendo campo y tentaderos, que es lo que me gusta; soy feliz. Y también pensado un poco en la temporada, porque en cuanto pase marzo esto comienza a moverse de una manera más continuada. Madrid empieza muy pronto y hay que estar preparado.

Ahora más en frío, ¿cómo valoras la temporada 2006?
Fue un año personalmente muy importante por varios factores. Comencé la temporada con unos objetivos marcados, como estar en San Isidro y triunfar. Mi temporada, como la de otros toreros, depende de lo que pase en Las Ventas, y no pasó nada. Las ilusiones no se cumplen y te vienes un poco abajo. Sufrí un pequeño bache. De mitad de temporada hacía adelante, la cosa cambió y resultó muy buena. No pisé grandes ferias, pero donde lo hice las aproveche, como el caso de Guadalajara o Alcalá de Henares, donde pude salir a hombros. Y rematé el año en Leganés, donde maté una corrida de toros de Victorino Martín por primera vez. Todo salió muy bien y corté dos orejas. Fue la temporada de mayor regularidad en el triunfo y donde más toros he entendido.

Eres un torero joven, con mucho porvenir, pero con el poso que dan ya cinco años de alternativa. ¿En qué momento de tu carrera te encuentras en estos momentos?
Soy joven pero maduro. No sé hasta donde puedo llegar, pero mi techo todavía está muy alto. A día de hoy he conseguido bastante poco de lo que he soñado. Lo de querer ser figura del toreo es una frase hecha y en realidad sólo hay tres. Yo busco estar satisfecho con lo que hago y que dentro de 40 años se hable y se recuerde a Iván Vicente como un torero que dijo algo en el toreo y que hizo cosas importantes. Busco estar en ferias importantes y con las figuras.

La verdad es que has estado dos veces en el trampolín para entrar en ferias grandes y por diversos motivos no lo has conseguido...

Son las circunstancias…y en esto la suerte es fundamental. Me da mucha rabia. La primera vez fue con la corrida de Martín Lorca en Madrid hace unos años. Fue algo soñado, sorprendí a todo el mundo y capté la atención de todos. Viví un sueño y pronto se acabó, la realidad era otra distinta. Fui a San Isidro sólo una tarde con una corrida de Sepúlveda, cuando en principio iba a estar dos; no pasó nada y ahí se quedo todo. Desperté de ese sueño y tuve que tirar la temporada fuese como fuese… No he perdido el crédito en esa plaza, me siento querido y respetado y soy un privilegiado con la afición venteña porque creo que tengo un concepto del toreo que gusta en Madrid. El 2005 también pasó algo parecido. Tras una buena racha se me abren las puertas de ferias importantísimas para mí como San Sebastián de los Reyes, Palencia, Colmenar... La primera de esas tardes en San Sebastián la quise aprovechar, corto las orejas y un toro me pega una cornada y me frena en seco. Esto es así.

El pasado año te apoderó el matador de toros Andrés Caballero. ¿Qué te ha aportado?
Me ha aportado mucho, tanto personal como profesionalmente. Andrés ha sido una persona clave en mi carrera, al menos durante la temporada pasada. Un hombre que piensa como el torero que ha sido, que entendió mi estado de ánimo después de pasar por Las Ventas y que me apoyó y me dio mucha moral. Me ha defendido en los despachos como si llevara a la primera figura del toreo La ilusión sigue intacta, y seguiremos…
Para terminar, ¿que esperas para esta temporada 2007?
Sobre todo que sea un año donde subamos ese escalón que comentábamos antes y que al finalizar 2007 podamos estar un peldaño o dos más arriba. Estancarse no es bueno.