OPINIÓN
Clarines y tambores
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
“Primero aparece el ‘agujero’ de los 932.686 euros, cantidad cobrada de más por Urbaser en los últimos ocho años al Ayuntamiento de Moralzarzal, o lo que es lo mismo, a los vecinos de este municipio. Y semanas más tarde, descubrimos que Esther Sanz Gil, responsable del área de Medio Ambiente, es decir, la señora que tendría que ponerle las ‘pilas’ a la adjudicataria para que hiciera mejor su trabajo, tiene a su entera disposición un Jeep Wrangler de gama alta (su precio supera los 43.000 euros) propiedad de dicha empresa, con el que se deja ver por nuestro pueblo y por las carreteras de la Sierra con una sonrisa de oreja a oreja. Vamos, que por lo visto y oído, la señora concejala, melena rubia al viento y sin sonrojo de ninguna clase, se dedica a pasear con su ‘buga’ -perdón, con el de Urbaser- por un municipio donde abundan los contenedores sucios y malolientes, las papeleras llenas de desperdicios, las calles cada vez más sucias (cristales rotos, excrementos de perros)... Claro que la señora concejala, encaramada a su pedestal de cuatro ruedas, lógicamente esto no lo ve; y si lo ve, bien que lo disimula. Después de todo uno hasta comprende que la empresa en cuestión, tras reconocer la demasía en el cobro de sus facturas durante nueve años, haya dicho que sí, que es cierto que ha cobrado de más, pero que como los plazos para hacer reclamaciones prescriben, de momento no piensa devolver los 383.854,46 euros cobrados indebidamente entre 2005 y 2008. Entiendo que la concejala del Jeep, pese a ser la ‘responsable subsidiaria’ de todo este tinglado, ahora no tenga de la fuerza moral necesaria para ‘emplumar’ a los responsables de Urbaser, pero para eso está el alcalde, el superpoderoso jefe, el amo y dueño del cortijo, el que ordena y manda, el que persigue a los que se niegan a entrar por ‘su’ caprichoso aro. ¿Se atreverá a rescindir el contrato a Urbaser? ¿Cesará a Esther Sanz o le abrirá un expediente disciplinario? Por las decisiones que tome José María I sabremos, por un lado, si su relación con la citada empresa es meramente ‘institucional’ y, por el otro, si los desmanes de su concejala los desconocía o hubo connivencia entre ambos a la hora de consumarlos”.