Política y economía
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
La situación económica de España sigue siendo complicada y difícilmente dejará de serlo si antes no rebaja sus problemas de financiación, léase los altos tipos de interés que paga en los mercados. En ello influyen muchos factores, es evidente: desde movimientos especulativos a datos fundamentales de la economía española, pero también inciden la confianza y la estabilidad política. Por esa razón, y sin que ello suponga que con eso basta para resolver todos los problemas del país, estaríamos ante una condición necesaria pero no suficiente.
Este país no puede salir adelante sin despejar el escandaloso ‘caso Bárcenas’, sin encajar Cataluña en España o sin poner coto a tanta corrupción y tanta economía sumergida. Ningún país democrático serio y solvente funciona con tantos palos en la rueda.
¿Es la solución el PP de Rajoy? ¿Está más bien en el PSOE de Rubalcaba? ¿Puede España salir adelante sin CiU? Vayamos por partes. El PSOE tiene un importante frente abierto en Cataluña, una vez que su partido hermano, el PSC, ha roto la disciplina de voto en el Congreso de los Diputados, al hilo de un eventual referéndum sobre el futuro de Cataluña en su relación con España. En ese sentido, conviene tener en cuenta que el PSC es un partido federado, pero independiente del PSOE. No es, por tanto, como el PSE-PSOE en Euskadi o el PSdeG-PSOE en Galicia, aunque a este paso cualquiera sabe, ya que el líder de los socialistas gallegos, Pachi Vázquez, desafía a la Ejecutiva federal con la elección directa por las bases del secretario general, algo sin precedentes en la familia socialista.
El problema de Cataluña afecta a ambas partes, obviamente, pero sobre todo al PSOE, ya que si rompe con el PSC se quedaría sin ninguna opción de gobernar en España, dado el vacío que se le generaría en el que históricamente es su segundo gran feudo electoral, tras Andalucía. El Partido Socialista podría recomponer su posición, aflorando la marca del PSOE en Cataluña, como quieren los socialistas más jacobinos, pero a día de hoy eso no es tan fácil, ya que ese espacio ‘progre-españolista’ lo ocupa con éxito creciente Ciutadans.
¿Solución? Un nuevo pacto, que, a escala partidaria, podría ser similar al que seguramente termine gestándose entre Cataluña y España. Los socialistas son hoy el problema, pero pueden terminar siendo la solución, para ellos y para el encaje de Cataluña en España. Su líder, Pere Navarro, parece ir por delante en este gran debate pendiente e incluso en el que puede dar pie, más pronto que tarde, a una sucesión ordenada en la jefatura del Estado.
La estrategia independentista de Cataluña también tiene sus problemas internos, en parte debido a la corrupción que anida en sus propias fuerzas políticas, empezando por CiU, y su reconducción apunta al pacto con Madrid.
Pase lo que pase, la política no debe ser tampoco el refugio para centrar en ella todos los males de la economía española, donde sigue viéndose un gran agujero: el que dejaron la construcción y el sector inmobiliario.