Reducir la deuda, primer paso para el crecimiento
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
De los datos que ofreció el Ejecutivo de Galapagar en su comparecencia para anunciar que el ejercicio 2012 se había cerrado con un superávit de 1,2 millones de euros, hay uno que llama poderosamente la atención: el endeudamiento del 190 por ciento que alcanzó el Ayuntamiento con el gobierno cuatripartito que encabezó el PSOE durante un año y medio de la pasada legislatura. Una cifra escandalosa desde cualquier punto de vista, dejando las arcas municipales en una situación de asfixia casi absoluta. Mientras en otros ámbitos se dirimen las mejores fórmulas para volver a la senda del crecimiento económico, encontramos aquí un ejemplo paradigmático de lo que no se debe hacer. Una deuda de ese nivel, que llegó a 40 millones de euros, es sinónimo de despilfarro y de tener unos políticos definitivamente fuera de la realidad, más aún si tenemos en cuenta que los datos se corresponden a 2008, cuando la sombra de la crisis ya acechaba de forma peligrosa, pese a que en las filas socialistas mantenían el mensaje de ‘todo va bien’.
Desde entonces, los ajustes en el Consistorio galapagueño han sido una de las señas de identidad, de forma más o menos dolorosa para los trabajadores y vecinos en general. Pero, a la luz de estas cifras, éste se revela como el único camino posible para revertir esta preocupante situación. Todo ello sin olvidar que la austeridad bien entendida es la que permite reducir la deuda (casi 10 millones de euros en cuatro años) como paso previo al impulso de la inversión, con la certeza de que en una época como esta es necesario reforzar la colaboración entre la Administración pública y el sector privado, tal como el Equipo de Gobierno galapagueño pretende para el proyecto del Mercado Municipal y el antiguo Centro de Salud.
Los datos que presentaban esta semana el alcalde, Daniel Pérez, y el concejal de Hacienda, Fernando Arias, confirman un cambio de rumbo que ahora, después de tantos esfuerzos y sacrificios, ha de permitir mirar hacia delante con relativo optimismo y, sobre todo, con la esperanza de que este impulso sea el primer paso para favorecer la creación de empleo.