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Cierto nerviosismo

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Las obras de Honorio Lozano provocaron en la tarde del miércoles un buen susto a los vecinos de la zona, al desprenderse parte de la acera en el lado de los pares. Más allá de este hecho, llama la atención el nerviosismo que cundió entre los operarios y responsables de los trabajos, que llegaron a enfrentarse con una redactora de este semanario, cuando la única diferencia entre ella y otros vecinos que estaban en la zona era que llevaba una cámara fotográfica con la que pretendía recoger lo más fielmente posible esta situación y así cumplir con nuestra labor informativa. No parece que lo entendiesen así desde la concesionaria de las obras, cuyo departamento de comunicación hablaba horas más tarde de una “demolición controlada” de parte de la acera para quitar un bloque granítico de unos 12 metros cúbicos. Al margen de lo paradójico que pueda resultar hablar de control en una situación que requirió incluso la presencia de la Policía Local, sí cabe pedir mayor responsabilidad e incluso calma. Las prisas, ya lo dijimos en este mismo espacio hace meses, no son buenas consejeras. En ese mismo comunicado se indicaba también que las fuertes lluvias de los últimos días podían haber influido “ligeramente” en el movimiento de la roca, si bien los técnicos descartaban que las precipitaciones hubiesen sido la “causa determinante” de este hecho. Un razonamiento que, por lo demás, es muy similar al que ofrecieron desde el Ayuntamiento de Madrid tras el grave accidente que se registró en la mañana del miércoles en las obras de la M-30. Desde distintos ámbitos se ha hablado en repetidas ocasiones de los parecidos entre estas dos actuaciones (con las evidentes diferencias de entidad), y sería bueno que la empresa concesionaria no hiciera suyos los errores que se han cometido en la vía de circunvalación de la capital. Hace semanas ya asistimos a la tala de árboles y ahora nos encontramos con este incidente que afortunadamente no pasó a mayores, y convendría no sumar a estos problemas las trabas a quienes tratan de informar de los hechos de manera rigurosa y desde la independencia. Sabemos que los plazos son ajustados, que el tiempo pasa y que el mes de mayo de 2007 está, como quien dice, a la vuelta de la esquina, pero eso no justifica que se pretenda atajar buscando el camino más corto y no siempre el más fiable, y más cuando eso lleva consigo echar la culpa, como tantas otras veces, al mensajero.

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