Punto y final del ‘josepablismo’
José A. Monteagudo
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El pasado martes, 22 de mayo, se cumplió el primer aniversario de la debacle electoral del PSOE en Collado Villalba, municipio hasta entonces conocido como la ‘aldea gala’ de la zona Noroeste de Madrid por ser el único Ayuntamiento gobernado por los socialistas en un entorno en el que abundaban los alcaldes del PP. El periódico ‘El Mundo’ (23-05-2011) culpaba esta derrota sin paliativos a la construcción del polémico, caro e innecesario túnel-parking de Honorio Lozano.
El destrozo estaba consumado. La etapa de González Durán comenzó con una primera legislatura en la que compartió gobierno de coalición con IU (1999-2003). El éxito alcanzado en este periodo facilitó las mayorías obtenidas en las dos elecciones posteriores, donde ya González decidió imprimir su sello personal, hegemonizando la política local hasta el extremo de acumular las mayores cuotas de poder y popularidad a las que podría aspirar cualquier regidor local. Pero, como siempre suele suceder con los políticos populistas, no tardó mucho en hacerse realidad el aforismo de que cuanto más subes, más dura será la caída. La prepotencia que le daba su poder absoluto le permitió controlar férreamente tanto a sus gobernados como al resto de los los integrantes del seno corporativo (recurriendo al ‘rodillo’ cuantas veces fuera necesario), lo que le llevó a cometer gravísimos errores; y, claro, pasó lo que pasó. Sus compañeros de grupo municipal, más realistas que su jefe, sobre todo en la recta final de la última legislatura, apenas podían disimular su cara de funeral. La procesión iba por dentro y en la pérdida del cargo y de su jugoso sueldo sabían que llevaban la penitencia.
Las duras confrontaciones habidas últimamente en la Agrupación Socialista, sobre todo a la hora de elegir al nuevo secretario general, cargo desempeñado por González Durán durante la última década, y la elección de Juan José Morales, exvicesecretario del partido y exconcejal de Urbanismo, en contra del parecer de su hasta entonces protector, puso en evidencia la definitiva caída del ‘josepablismo’, y con ello el punto y final a la carrera de un político que pudo ser eurodiputado, que formó parte de la primera Ejecutiva regional del PSM y que presumía de compartir mesa y mantel con ministros del gobierno de Zapatero, entre ellos José Blanco, Trinidad Jiménez y Rubalcaba.
Eran tiempos donde algunos medios de comunicación locales y comarcales llevaban ‘bajo palio’ al regidor villalbino, mostrándose como unos teatrillos de guiñol falsamente democrático, cuyo único fin era hacerse merecedores de una soldada más o menos generosa. Después, cuando se torcieron las cosas, no sólo la mayoría de ellos le abandonó a su suerte, sino que incluso hubo quien le llegó a acusar no hace mucho de tomar decisiones dudosamente legales. Las hemerotecas están ahí.
El revés electoral sufrido por José Pablo González era algo así como la crónica de una muerte anunciada. Los sondeos realizados en el primer trimestre del año 2011 ponían de manifiesto el malestar de los villalbinos con la gestión del Ejecutivo socialista, de ahí que a pocos les sorprendiera el castigo que estos sufrieron el 22-M en las urnas, donde la candidatura popular les doblaría en en el porcentaje de voto (49,64 por ciento por sólo el 24,52), lo que traducido concejales aún resultaba más grave para los intereses del PSOE, al sumar sólo seis actas por 14 del PP.
Despilfarro caprichoso y absurdo
Aún hoy hay quien se pregunta: ¿A qué se ha debido esta debacle electoral? Primero, a la pérdida de confianza de quienes durante tres legislaturas le habían otorgado todo el poder necesario para gobernar su municipio. El despilfarro económico fue esencial para provocar este divorcio entre administradores y administrados, un despilfarro que empezó a detectarse cuando el Ayuntamiento firmó (año 2005) un contrato con el centro comercial Planetocio para gestionar la pista de hielo, lo que obligaba al Consistorio a gastar en un deporte minoritario como es el patinaje sobre hielo siete veces más que en el resto de las actividades deportivas de este municipio. Ese mismo año también saldrían a la luz pública varios desfases millonarios en las obras proyectadas por el Consistorio. Por ejemplo, la Ciudad Deportiva triplicaba su coste inicial, al pasar de 2 a 7 millones de euros (después, modificados incluidos, el presupuesto sería mayor). Otro tanto sucedió con la obra del túnel-parking, presupuestada inicialmente en 10-12 millones y adjudicada en casi 20. Su precio final superaría los 40 millones, además de los 100 que deberán pagar las arcas municipales a la concesionaria durante los próximos 40 años en concepto de mantenimiento. Estos sobrecostes también incidieron en las obras de la Escuela de Música, en la rehabilitación del casco antiguo, en el edificio de la Policía Local (aún no terminado), etcétera, etcétera.
Ni siquiera las críticas de la oposición sirvieron para poner freno a los desmanes protagonizados por el Gobierno de José Pablo González que, en marzo de 2006, coincidiendo con el final de la época de las ‘vacas gordas’ presentó y aprobó, gracias a su mayoría absoluta, un presupuesto municipal que superaba los 72 millones de euros (29 por ciento más que el año anterior), de los cuales 25 se destinaban a inversiones, 1,3 al pago de ediles y asesores; 2,3 a festejos, 300.000 a publicidad y propaganda; e incluso aparecía una partida de 120.000 euros destinada al pago del proyecto de una plaza de toros de la que nunca más se supo. Y ojo con los festivales de Viajazz, un desmadre en el control del gasto, sobre todo en las ediciones de 2006 y 2007, en las que entre los conciertos de Bob Dylan y Elton John se gastaron alrededor de un millón de euros, lo que dio origen a unas pérdidas multimillonarias. Y esto se permitía aun siendo de dominio público que la tesorería municipal estaba bajo mínimos.
El despilfarro, la prepotencia y el ordeno y mando estaban, pues, al cabo de la calle, pero aún así eran muy pocos los que se atrevían a denunciarlo, pues el que más y el que menos sabía que ‘aquel que se moviera no saldría en la foto’. El acceso a la plantilla municipal estaba restringido para los ‘enemigos’ del régimen josepablista; sólo los defensores de la causa podían conseguir un puesto de trabajo; se controlaban asociaciones y colectivos; la mayoría de los concursos se adjudicaban a dedo a los amigos y hasta la mayoría de los medios de comunicación locales, hábilmente ‘engrasados’ a través de subvenciones y otras ‘ayudas’, hacían la ola al superpoderoso alcalde.
Esta situación fue denunciada valientemente por el entonces portavoz del grupo municipal del PP, Julio Henche (candidato a la Alcaldía por pocos días, concretamente hasta que Génova decidió defenestrarlo, en vísperas de las elecciones de 2007), en la sesión plenaria celebrada el 11 de mayo de 2006, a la que no acudió el alcalde. Henche desveló los importantes vínculos empresariales y económicos de varios medios de comunicación con el Gobierno socialista, “como es el caso de ‘El Universo’, diario perteneciente a una gran empresa constructora. Este grupo empresarial construirá la Ciudad Deportiva [así fue] y se adjudicará la plaza de toros. Otro medio impreso, ‘El Telégrafo’, tiene tras él a la empresa constructora que ha realizado las obras del ferial y se le ha adjudicado la construcción del túnel-parking de Honorio Lozano por 22 millones de euros. Este medio resulta especialmente beligerante con los partidos que nos hemos opuesto a dicha obra. La televisión local (por entonces ‘Localia’) recibe importantes aportaciones económicas del Ayuntamiento, 240.000 euros el último año, y esta, al igual que las anteriores contribuciones, proceden del dinero de todos, en beneficio exclusivo del Gobierno socialista. Además, a la empresa propietaria de esta emisora se le adjudican contratos de organización de fiestas y conciertos en la localidad por un importe superior a los 600.000 euros anuales”, señaló Henche. El Faro del Guadarrama no aparecía en este apartado, al parecer por estar supuestamente ‘castigado’ por no aceptar las directrices marcadas por el josepablismo.