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Túneles de segunda, ciudadanos de tercera

José María Santamaría

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Como muchos de los lectores sabrán, uno de los principales problemas de Collado Villalba es la gran barrera provocada por la autovía que nos atraviesa. En este sentido, es muy útil el estupendo túnel peatonal que une la zona de Carrefour con la vecindad de la glorieta de la Sierra, al final de la calle Batalla de Bailén, pavimentado, iluminado y razonablemente limpio.
Pues bien, existe otro túnel similar junto a la gasolinera de BP (en el kilómetro 38,5 de la vía de servicio dirección La Coruña), zona también de cierto trasiego comercial (Supermercados Gigante y Supercor) y con varias urbanizaciones a ambos lados del mismo que superan el millar de habitantes, como Los Altos de Villalba.

Este otro túnel siempre ha sido el ‘hermano pobre’ del anterior. Hace muchos años que le quitaron la iluminación y sus accesos son de tierra. No obstante, hasta hace pocos meses se limpiaba periódicamente y era accesible incluso a carritos de bebés.

Pues bien, a raíz de un movimiento de tierras en la parcela inmediata a la mencionada gasolinera, el espabilado operario de turno decidió librarse de los vertidos rellenando hasta una altura considerable el acceso correspondiente. La lluvia terminó convirtiéndolo en casi intransitable con unos agujeros que parecen socavones.

El Ayuntamiento de Collado Villalba (o quien sea) decidió poner su granito de ‘arena’ (y nunca mejor dicho) y rellenó el pavimento del pasadizo con una buena capa de la misma, a lo que se unen los ‘desperdicios’ que ya nunca se retiran. Para rematar la faena, una de las tuberías que discurrían por el techo se ha descolgado en los últimos días con grave peligro para los viandantes.

El túnel es usado (¿o habría que decir era?), entre otros, por las mamás que llevan a sus hijos al colegio Tierno Galván, los viajeros que cogen el autobús para Madrid junto a la iglesia de la Virgen del Camino, los asistentes a los oficios religiosos de ésta o los mayores del lado opuesto a la autovía, que solían hacer las compras en los supermercados de esta zona, evitándose un rodeo de unos 500 metros aproximadamente y una cuesta casi alpina por el puente situado junto a la urbanización Los Delfines.

Curiosamente, el citado túnel brilla con luz propia (y nuevamente nunca mejor dicho) un único día al año (en el mes de marzo) ,con el tradicional paso de la carrera más emblemática de Collado Villalba, la Tragamillas, única ocasión en que se adecenta e ilumina mínimamente, como muy buen sabe el concejal responsable de Obras, Alberto Sánchez.

El que suscribe, que tiene abundantes -aunque cada vez más menguadas- dosis de esperanza en nuestro Ayuntamiento (al margen de los colores políticos de turno), puso esta circunstancia el mes pasado (16 de septiembre) en conocimiento de nuestro discreto Servicio de Atención al Ciudadano, a través de su dirección de correo electrónico ([email protected]). Y digo discreto porque ni siquiera se toman la molestia de contestar con un simple “recibí”.

Desgraciadamente, parece que los problemas cotidianos no interesan a nuestros inefables munícipes, sobre todo recién cumplida la enojosa cita electoral. Recurro a ustedes, señores de El Faro del Guadarrama, como mero y saludable desahogo, esperando contar con la comprensión de los lectores que haya llegado hasta el final.
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