Aburrido fin de semana en Las Ventas
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El pasado fin de semana, se celebraron dos festejos en la plaza de Las Ventas de Madrid. Con muy poco público en los tendidos, el sábado 25 se lidió una novillada con la divisa de Torres Gallego. Hubo dos partes: en la primera, se lidiaron tres utreros con movilidad y muy aptos para el triunfo, pero los tres últimos tuvieron poca raza y no mantuvieron el mismo nivel.
A Emilio Huertas (en la imagen) le costó acoplarse con el extraordinario tercero, que embistió con mucha profundidad. Lo vio tarde y cuando lo hizo dejó tres series ligadas y con temple, pero insuficientes para la buena condición del novillo. Mató de una buena estocada y hubo una ligera petición de oreja.
Jesús Fernández saludó una ovación a la muerte de cada uno de sus novillos, dando muestras de que merece más contratos. Se peleó con arrojo y valor ante un astado con movilidad pero con problemas. Muy quieta la planta, dio una demostración de querer ser torero. Sólo el desacierto con el acero le privó de premio mayor. Volvió a mostrar quietud con un novillo correoso y complicado con el que dio la cara y no rectificó un centímetro.
Francisco Montiel mostró buen concepto y en el toreo accesorio hubo pases de calidad que calaron en el tendido. El novillo fue de más a menos, al igual que la faena del novillero murciano.
La corrida de toros de Coimbra prevista para el domingo fue sustituida por una de María Cascón, que a su vez fue parcheada por un toro de Javier Pérez Tabernero. El resultado fue una tarde soporífera y calurosa donde apenas se puede rascar nada merced a un conjunto ganadero blando y descastado. Hubo dos sobreros de Domínguez Camacho y El Sierro que también debieron ser devueltos, muy sosos y sin raza. En un festejo de muy largo metraje, lo más brillante de la tarde llevó el sello de Pepe Moral, que con un lote malo tuvo ganas y disposición. Merece una nueva oportunidad.
El mexicano Joselito Adame sufrió una cornada en el muslo cuando pasaba de muleta a al sobrero de Camacho. Completaba la tarde Joselillo, que anduvo discreto con el toro más claro, por pastueño y manejable, de la aburrida función dominical venteña.