El final del monopolio
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El fin del monopolio taurino puede estar cada vez más cerca en Collado Villalba. En alguna localidad madrileña ya ha caído. Todavía existen muchos partidarios que deben muchos favores al empresario de cabecera del socialismo villalbino e intentan remover los mares a ver si queda un pequeño resquicio entre las grietas y poder colarle. Poco les importan las cuentas municipales. Por varias razones, la salida del burgomaestre del empresariado taurino puede tener los días contados. Existen varias razones de peso y son de sobra conocidas por todos. No será porque no lo siguen intentando, pero nuestras noticias apuntan a que ese cambio que tanto hemos venido demandando ahora sí va a ser posible.
Las arcas municipales han quedado desvalijadas. Dinero no hay, y menos para dárselo a un taurino acostumbrado a trabajar con subvenciones desproporcionadas en los tiempos de bonanza económica.
La mala gestión taurina en los últimos años es palpable, evidente y los abusos que se han venido haciendo hay que cambiarlos y reconducir el asunto.
Por suerte, han entrado en el Ayuntamiento buenos aficionados y colaboradores que van a trabajar por los toros en esta ciudad de otra manera. Con coherencia y seriedad. Creo que, nunca mejor dicho, van a coger de una manera clara el toro por los cuernos y afrontar nuevos retos para el futuro de la feria de Santiago Apóstol. Este año hay muy poco margen de tiempo y de maniobra, pero seguro que al final las cosas pueden salir bien, porque ganas, ilusión y transparencia no van a faltar.
Desde estas páginas venimos años denunciando contra viento y marea todo lo que estaba ocurriendo. Los abusos, el caciquismo, el tratar como ignorantes a los vecinos y la época de vender y pagar mucha mortadela como si se tratase de jamón de pata negra pueden pasar a mejor vida.
Mientras tanto, en esas fechas, que algunos se queden en el Norte, disfrutando de la playa o en ferias donde posiblemente no les salgan los números. Pueden ser incluso rojos, su tono preferido durante años, aunque luego luzca otro color.