Los aullidos de Lobo Cojo
INTERINO
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Tengo que decir que hoy me he encontrado con un Lobo Cojo más dicharachero que nunca. “Mira qué temperatura, qué sol, qué plantas tengo a mi alrededor... Definitivamente me quedo a vivir aquí, porque estoy convencido de que la vida puede ser maravillosa, porque más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. Además, a mi edad ya no está uno para andar de mudanza de un lado para otro. Y guardando las distancias, algo parecido les sucede a muchos de los que residen en la calle Honorio Lozano, que por ganas ya habrían abandonado su casa, pero¿quién vende un piso en condiciones tan precarias?. ¿Quién puede estar dispuesto a soportar durante más de ocho meses no poder utilizar su plaza de aparcamiento, andar entre zanjas, hierros y barro o soportar los ruidos de las máquinas excavadoras rompiendo desde las seis de la mañana hasta las diez de la noche el granito del subsuelo? ¿Qué van a hacer estos residentes cuando alguien de su familia se ponga enfermo y tengan que trasladarlo a un centro hospitalario? ¿Lo llevarán en brazos o por el contrario la empresa concesionaria del aparcamiento subterráneo que se está construyendo en esta calle les facilitará un helicóptero ante la imposibilidad de poder utilizar sus automóviles? ¿Cómo se proveerá de mercancía a los comercios de la zona?. Mi padre siempre decía que uno no suele valorar lo que tiene hasta que comprueba los sufrimientos del prójimo. Así que yo me quedo definitivamente en mi rotondita y que sea lo que Dios quiera”.