La ‘medicina’ de José Pablo González
Víctor M. Martínez
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Las nuevas revelaciones que hoy aparecen en este periódico relativas a la estancia del alcalde en Andorra no hacen más que añadir vergüenza al bochorno. Hoy desayunamos con una foto que demuestra que la hija de la esposa del regidor también estuvo en aquel Hotel, lo que desmonta totalmente la coartada de la factura presentada por José Pablo González con gran artificio artístico en el pleno del mes de enero.
Ahora ya no existe una diferencia de unos 1.000 euros entre las tarifas del hotel y la factura presentada por el Alcalde; ahora la diferencia es de más de 2.000 euros. ¿Tiene algo que decir ahora José Pablo González o seguirá presumiendo teatralmente de factura y aludiendo a una ridícula conspiración? Ayer mismo, en el pleno municipal, nuestro íntegro Alcalde le pidió al portavoz del PP su dimisión por seguir dándole vueltas a la factura. Después de lo que leemos hoy, ¿quién debe dimitir, señor González? ¿Se aplicará usted la misma medicina que receta para los demás o es que usted es un ser divino por encima del bien y del mal? Hasta ahora habíamos soportado con sonrojo las pobres explicaciones ofrecidas por el alcalde y secundadas por sus concejales, cuya única labor en este asunto ha sido levantar la mano en las votaciones cuando su ‘jefe’ se lo ordenaba, en lugar de defender los intereses de su Ayuntamiento, que es para lo que fueron elegidos y por lo que generosamente cobran. Ahora además hemos de soportar la humillación que como ciudadanos y contribuyentes sufrimos cuando vemos que la famosa factura tiene toda la pinta de ser una farsa, porque a esa conclusión llegará cualquier persona que observe la diferencia entre la factura aportada (1.750 euros) y la mínima según las tarifas para tres personas (4.000 euros) ¿Qué clase de persona puede llegar a este límite? ¿Qué clase de dignidad personal y orgullo político existen en el interior de alguien que llega a esta manipulación? Creo que ya es demasiado tarde para González, una persona que ha caído definitivamente en el pozo de la podredumbre y del que ahora nos podemos explicar el cariño con el que ha tratado a su también cuestionado concejal Gómez Sierra, implicado como él en viajes y jacarandas varias. Lo que agrava la situación es que la señora Beatriz Martín, como secretaria de Organización del PSOE en la localidad, defiende alegremente la actuación de ambos, asumiendo como aceptables por parte de su partido este tipo de costumbres poco dignas. Los miembros de la Agrupación Socialista deberían hacérselo mirar, porque corren el riesgo de ser observados como un grupo de simples gregarios dispuestos a proteger al alcalde en lugar de defender la honorabilidad de su partido y pedirle explicaciones por algo que va a marcar el futuro del socialismo en Villalba para los próximos años. Afortunadamente, estamos a menos de tres meses de las elecciones y entonces serán los ciudadanos los que ofrezcan su opinión acerca de lo que es aceptable y lo que es simple servilismo.