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Del dislate al disparate

Tomás Alberich ( fue portavoz de IU en el Ayuntamiento de Villalba entre 1999 y 2007)

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Acuatro meses de las elecciones, Collado Villalba ofrece un aspecto lamentable. Agujeros, baches que no se arreglan, calles cada vez en peor estado. Hemos pasado del asfalto con piel de cocodrilo, que le llaman los técnicos, a las grietas y rotos. Las mini aceras abandonadas, infraespacios para el peatón, salvo unas pocas que se salvaron con el Plan E. Obras a cámara lenta, interminables, rotondas a medias. Actividades culturales y servicios sociales reducidos al mínimo, amenazas internas de huelga... en una situación general de espera y de resignación ante el cambio que viene.

Todo ello recuerda a la situación de hace tres mandatos. Cuando el PP lo tenía tan difícil para seguir. En 1999 gobernaba en Villalba -y en España- con un descrédito creciente. El partido sabía que las tenía todas en contra y los problemas se le acumulaban. Ahora también producto del despilfarro y de la mala gestión, que ha impulsado una deuda creciente, paralizante y con problemas internos (a nivel nacional, regional y local). la crisis económica no ha hecho más que multiplicar los que ya existían, acrecentados por años de despilfarro (festivales a millón de euros) y obras tan megalómanas y faraónicas como inútiles. Una situación que lleva a que en las próximas elecciones locales todos veamos que el PSOE va a perder y que las va a ganar el PP, salvo que, como en otras ocasiones, Carmen Rodríguez (ex portavoz popular) no lo remedie y se cargue a su candidato. Para los que seguimos estos temas, la única duda que nos queda es saber si el PP ganará con o sin mayoría absoluta. Aunque lo bueno de la democracia es que te puedes equivocar, conviene recordarlo y esto lo hace más apasionante, porque es la ciudadanía la que tiene la última palabra, y ésta no la sabremos hasta el 22 de mayo por la noche.

El PSOE pasa por sus peores momentos. Con una dirección nacional empeñada en hacerle el trabajo sucio a la derecha (aprobando los mayores recortes sociales de la democracia) y una dirección regional que despuntaba pero que en estos momentos está arrollada por el caso Rollán, la ex alcaldesa de Torrejón condenada por prevaricación que Tomás Gómez se empeña en mantener como su número dos. A toda esta situación de “vamos a perder” es difícil ponerle cara. Y la mayoría de las veces la respuesta y la cara que se pone es una mezcla de abandono, de no hacer nada (“total para qué, si vamos a perder”) trufada con la prepotencia, insultos a cualquier oposición. Sea quien sea (partidos, periódicos o individuos). Lo hizo el PP en 1999 y lo hace ahora, más, el PSOE.

Y del dislate al disparate. A pesar de todo, no recuerdo una respuesta tan extrema como las recientes declaraciones del alcalde villalbino, José Pablo González : “Este ataque a mi persona es un ataque en toda regla al interés general de Villalba, de progreso, de prosperar” (El Telégrafo, 3-12-2010). Una frase lapidaria para contestar a la publicación de las fotos de sus vacaciones pasadas con los editores del medio citado en Andorra, a la sazón también constructores/promotores de las obras públicas más costosas del municipio. Declaraciones no desmentidas y que el señor alcalde debería rectificar. Porque lamentablemente (en este caso sí lamentablemente para todos los villalbinos), si no lo hace nuestro se habrá puesto a la altura de tantos políticos que a lo largo de la Historia, cuando se les ha criticado o denunciado (por corrupción, dictadores...) y no han encontrado argumentos para defenderse, han respondido con que si se les critica a ellos realmente lo que se busca es hacer daño al “interés general” a su municipio, región o país. Semejante pérdida de papeles exige rectificar y pedir disculpas. Hágalo señor alcalde y, recuerde, rectificar es de sabios.

(*) Tomás Alberich fue portavoz de IU en el Ayuntamiento de Villalba entre 1999 y 2007
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